ANUNCIO 1

“Zuen aurretik joango da Galileara; han ikusiko duzue" "Él va delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis"

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Combatir la pobreza es construir la paz



MENSAJE DE NUESTROS OBISPOS PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ 2009

Queridos diocesanos:

Al comienzo del Año Nuevo queremos transmitiros nuestros mejores deseos de paz y esperanza. Que el Niño Dios, que ha renacido un año más en nuestro corazón, en nues-tro hogar y en nuestras comunidades, nos impulse a ser mensajeros y constructores de su paz. Una paz que brota, en último término,... del corazón convertido por la gracia de Dios, capaz de amar a los demás sin límites ni fronteras, como el Señor lo ha hecho, nos ha en-señado y nos ha mandado: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado” (Jn 13,34).

El mensaje del Santo Padre para esta Jornada Mundial de la paz nos invita a re-flexionar sobre el tema “Combatir la pobreza es construir la paz”. Nosotros queremos acoger con gratitud su mensaje y hacernos eco de él. Es un asunto que resuena de modo particular durante este año, debido no sólo a la pobreza que asola dramáticamente la mayor parte de la población mundial, sino que afecta también a muchas personas y familias que conviven en nuestra proximidad, debido a la grave crisis económica que padecemos. Este tema ya fue abordado en nuestro Mensaje de Navidad.

Nos recuerda el Santo Padre que la pobreza se encuentra frecuentemente entre los factores que favorecen o agravan los conflictos, incluidas las contiendas armadas. A su vez, los conflictos armados agravan las situaciones de pobreza de muchos pueblos, entrando de este modo en una cruel espiral que produce gravísimas consecuencias en las personas y comunidades que los padecen, dejando profundas y dolorosas secuelas que necesitarán de varias generaciones para ser superadas.

Combatir eficazmente la pobreza constituye, por tanto, uno de los principales retos actuales de la humanidad. Es una tarea que nos incumbe y compromete a todos. Esta lucha decidida contra la pobreza se inserta en el fenómeno complejo de la globalización, con sus luces y sus sombras. Como afirma Benedicto XVI, “solamente se construye la paz si se asegura la posibilidad de un crecimiento razonable. Por sí sola, la globalización es incapaz de construir la paz, más aún, genera en muchos casos divisiones y conflictos. La globalización pone de manifiesto más bien una necesidad: la de estar orientada hacia un objetivo de profunda solidaridad, que tienda al bien de todos y cada uno. En este sentido, hay que verla como una ocasión propicia para realizar algo importante en la lucha contra la pobreza y para poner a disposición de la justicia y la paz recursos hasta ahora impensables”.

En esta perspectiva, es necesario tener una visión amplia y articulada de la pobreza. Ésta no sólo hace referencia a aspectos materiales, sino también a otros aspectos, más pro-pios de las sociedades desarrolladas, como son la pobreza relacional, moral o espiritual. Así, en nuestra sociedad del llamado “primer mundo”, encontramos personas desorientadas interiormente, carentes del sentido profundo de la vida, con una visión meramente material o interesada de la relación social, incapaces de encontrar el sentido verdadero del amor, la entrega, la solidaridad, la amistad, la fidelidad, el sacrificio, la compasión, el perdón.

La pobreza conlleva profundas implicaciones morales. En el campo de la demografía, muchos habían considerado el crecimiento de la población como causa de pobreza. Ello ha conducido a muchos países e instituciones internacionales a limitar la natalidad incluso con métodos que atentan contra la dignidad de la mujer, el derecho de los cónyuges a decidir responsablemente el número de hijos, e incluso la eliminación de la vida humana naciente. Hoy en día, a la luz de los datos socioeconómicos de países emergentes, es posible reafirmar que la población, lejos de ser considerada como una amenaza para el desarrollo, se confirma verdaderamente como una riqueza indispensable para el progreso de los pueblos. Otros aspectos que debemos poner de relieve es la necesaria lucha con las enfermedades pandémicas con métodos acordes a la dignidad de la persona, la atención a la actual crisis alimentaria que pone en peligro las necesidades básicas de alimentación de la población, y la atención a la preocupante magnitud global del gasto militar, que se sustrae a los proyectos de desarrollo de los pueblos, principalmente los más pobres. En este sentido, el Santo Padre afirma que “los Estados están llamados a una seria reflexión sobre los motivos más profundos de los conflictos, a menudo avivados por la injusticia, y a afrontarlos con una valiente autocrítica”. También es preciso señalar que uno de los aspectos más hirientes de la pobreza es que afecta principalmente a las víctimas más vulnerables como son los niños. Así, casi la mitad de quienes viven en la pobreza absoluta son niños. Esta escandalosa realidad no puede dejarnos impasibles sino implicarnos en buscar los medios adecuados y eficaces para su erradicación.

Todos estos aspectos deben conducirnos a un auténtico compromiso por luchar contra la pobreza y edificar una verdadera solidaridad global. Cada uno de nosotros es invitado a contribuir al bien común y a la paz social. Es preciso reflexionar y adoptar las medidas correctoras adecuadas acerca del modo en que se realiza el comercio internacio-nal, que tiende a dejar al margen a los países de renta baja, impidiendo de este modo el establecimiento de una relación justa y solidaria entre los pueblos que permita su desarro-llo. Así mismo, los instrumentos financieros no deben olvidar su referencia fundamental al bien común y al sostenimiento de la creación de nuevas oportunidades de producción y trabajo a largo plazo. Todo ello requiere una cooperación tanto en el plano económico como jurídico que promueva una cultura de la responsabilidad, de la solidaridad creativa, de la promoción de la justicia y de la búsqueda del bien común.

Al comienzo de Nuevo Año, todos somos convocados a la construcción de la paz que se base en la justicia, la solidaridad y la caridad. Como afirma Benedicto XVI, “la lucha contra la pobreza necesita hombres y mujeres que vivan en profundidad la fraternidad y sean capaces de acompañar a las personas, familias y comunidades en el camino de un auténtico desarrollo humano. La comunidad cristiana no dejará de asegu-rar a toda la familia humana su apoyo a las iniciativas de una solidaridad creativa, no sólo para distribuir lo superfluo, sino cambiando sobre todo los estilos de vida, los mo-delos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad”. Pedimos al Señor que este deseo se haga realidad en todos nosotros. De este modo seremos portadores de una vida nueva, según el Espíritu de Dios, que de respuesta al anhelo profundo de paz, esperanza y fraternidad que palpita en el corazón de toda la humanidad.


Mons. Ricardo Blázquez
Obispo de Bilbao

Mons. Mario Iceta
Obispo Auxiliar

martes, 23 de diciembre de 2008

Mensaje para la Navidad 2008 de los obispos de Bilbao

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Austeridad y solidaridad desde la justicia y la caridad


Queridos diocesanos:

Nos disponemos a celebrar las fiestas de Navidad, en las que conmemoramos el nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios, hecho hombre por amor a nosotros. Este año lo vivimos en el contexto de una profunda crisis económica que afecta de modo particular a las economías más modestas. Por este motivo, queremos ofreceros unas reflexiones que nos ayuden a vivir estas fiestas conforme a lo que realmente celebramos.

No pretendemos analizar en detalle las causas y el alcance de esta crisis, pero vemos oportuno realizar las siguientes consideraciones:

1. En el origen de la crisis, además de los problemas técnicos, se encuentra la ac-tuación irresponsable e inmoral de un número importante de entidades financie-ras de ámbito internacional, que han podido actuar de tal modo por la inexisten-cia de los necesarios controles públicos. Las manifestaciones y efectos de la cri-sis son tan amplios, profundos e interdependientes que muestran las graves ca-rencias técnicas y morales del sistema sobre el que se construye nuestra econo-mía y, por tanto, nuestro estilo de vida.

2. Si bien no todos somos responsables en igual medida, el alcance de la actual cri-sis no sería tal si no estuviéramos, de alguna manera, implicados consciente o in-conscientemente en la misma. Un desarreglo tan profundo sólo ha sido posible en virtud de una cultura generalizada de búsqueda imparable del bienestar por medio del mayor beneficio en el menor plazo posible. Una cultura así se ve ne-cesitada de profundas reformas, para evitar su deriva hacia una situación social y moralmente insostenible y grave.

3. Como en toda crisis, las principales víctimas están siendo las personas más débi-les y desfavorecidas tanto en nuestro propio ámbito como en todo el mundo. Hemos de tener presente que la mayoría de nosotros formamos parte de la mino-ría del planeta que vive en condiciones privilegiadas en relación a la mayoría de la población mundial que vive en una miseria que violenta cruelmente la dignidad de la persona. Es ésta una diferencia escandalosa que nos debe hacer reflexionar en vistas a instaurar los medios adecuados para una justa y equitativa distribu-ción de bienes. Una política activa y solidaria con los desfavorecidos ha permiti-do reducir los niveles de pobreza en nuestro ámbito. A pesar de ello, siguen existiendo pobres y víctimas de la exclusión, principalmente entre los inmigran-tes, los trabajadores en precariedad y los grupos de población considerados marginales. Mujeres y jóvenes son quienes acumulan más situaciones y riesgo de pobreza.

En estas circunstancias la celebración del Nacimiento del Hijo de Dios adquiere para nosotros una relevancia particular. Por ello, queremos proponer las siguientes actitudes e iniciativas:

1. Una revisión profunda de la cultura del bienestar material como valor supremo y de sus pilares basados en el éxito inmediato y en la satisfacción consumista. Frente a esta cultura, hemos de impulsar un estilo de vida responsable marcado por la austeridad y la sobriedad personal y social. Estas actitudes adquieren mayor relevancia en unos días en los que el despilfarro y el derroche contras-tan escandalosamente con el genuino espíritu navideño.

2. La promoción y reforma de estructuras y funcionamientos en la vida política, económica y financiera que favorezcan, en un mundo globalizado, la creatividad y la iniciativa de todos, la responsabilidad social y la primacía del bien común y del destino universal de los bienes, contando con acciones y controles públicos legítimos y adecuados.

3. El desarrollo de la justicia y la solidaridad como exigencia universal de la propia dignidad humana y expresión de la caridad, virtud cristiana fundamental. Para ello es preciso que el Evangelio interpele profundamente nuestro estilo de vida.

En nuestro ámbito más inmediato, tales actitudes deben reflejarse en la promoción y mantenimiento del empleo, en la respuesta privada y pública a las demandas y necesidades de los grupos sociales más vulnerables, en el fortalecimiento de las redes primarias de solidaridad, entre las que sobresale particularmente la familia, en la utilización responsable de los servicios sociales, en el cumplimiento de las obligaciones fiscales y en otros ámbi-tos e iniciativas. Se trata de construir una sociedad más justa y fraterna, más acorde con la dignidad humana. La comunidad cristiana está llamada, de modo particular, a expresar con su modo de vida el amor incondicional de Dios por cada persona y hacer realidad su man-damiento del amor. Precisamente la Navidad, conmemorando el nacimiento de Jesús en Belén, manifiesta el amor de Dios en la sencillez, austeridad y compasión, así como su amor preferencial por los desfavorecidos, los pequeños, los cansados y agobiados.

La campaña de Cáritas en esta situación cobra un significado especial para la comu-nidad cristiana. Constituye una buena ocasión para preparar los caminos del Señor, orando intensamente y compartiendo solidaria y generosamente nuestros bienes, para ser así fer-mento de esperanza. En este sentido, nuestras diócesis han decidido destinar una cantidad adicional significativa para ayudar, por medio de Caritas, a las personas desfavorecidas más afectadas por la crisis.

A este mensaje de Navidad seguirán otros dos, con motivo de la fiesta de la Sagrada Familia (28 de diciembre) y de la Jornada Mundial de la Paz (1 de enero). Queremos con-tribuir de este modo a la edificación de una sociedad y un mundo más acorde con la digni-dad humana. En especial exhortamos a la comunidad diocesana a vivir este tiempo a la luz y el calor del Evangelio. Así podremos decir con verdad que la Navidad es para nosotros un tiempo de gracia, porque hace presente, por medio de palabras y hechos, la Buena Noti-cia de la salvación.


Bilbao, 17 de diciembre de 2008


Mons. Ricardo Blázquez
Obispo de Bilbao

Mons. Mario Iceta
Obispo Auxiliar



ZORIONAK!

“Hoy, en la noche del mundo y en la esperanza de la BUENA NUEVA, afirmo con audacia mi fe en el futuro de la humanidad. Me niego a creer que las circunstancias actuales hagan incapaces a los hombres para hacer una tierra mejor. Me niego a creer que el ser humano no sea más que una brizna de paja azotada por la corriente de la vida, y sin tener posibilidad alguna de influir en el curso de los acontecimientos. Creo que la verdad y el amor sin condiciones tendrán la última palabra. La vida, aun provisionalmente vencida, es siempre más fuerte que la muerte. Me atrevo a creer, que un día, todos los habitantes de la tierra podrán tener tres comidas al día para la vida de su cuerpo, educación y cultura para la salud de su espíritu, igualdad y libertad para la vida de su corazón. Creo igualmente que un día toda la humanidad reconocerá en DIOS la fuente de su amor... el lobo y el cordero podrán descansar juntos, cada hombre podrá sentarse debajo de su higuera en su vida, y nadie tendrá que tener miedo. Creo firmemente que lo conseguiremos”
Martín Luther King, en su discurso al recibir el Premio Nobel de la Paz en 1964

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Pido disculpas


Frei Betto

24/10/2008, Sao Paulo


Estoy gravemente enfermo. Me gustaría manifestar públicamente mis excusas a todos los que confiaron ciegamente en mí. Creyeron en mi presunto poder de multiplicar fortunas. Depositaron en mis manos el fruto de años de trabajo, de economías familiares, el capital de sus proyectos.

Pido disculpas a quien mira a sus economías evaporase por las chimeneas virtuales de las bolsas de valores, así como a aquellos que se encuentran asfixiados por la imposibilidad de pagar, los intereses altos, la escasez de crédito, la proximidad de la recesión.

Sé que en las últimas décadas extrapolé mis propios límites. Me convertí en el rey Midas, creé alrededor mío una legión de devotos, como si yo tuviese poderes divinos. Mis apóstoles –los economistas neoliberales– salieron por el mundo a pregonar que la salud financiera de los países estaría tanto mejor cuanto más se arrodillasen a mis pies.

Hice que gobiernos y opinión pública crean que mi éxito sería proporcional a mi libertad. Me desaté de las amarras de la producción y del Estado, de las leyes y de la moralidad. Reduje todos los valores al casino global de las bolsas, transformé el crédito en producto de consumo, convencí a una parte significativa de la humanidad de que yo sería capaz de operar el milagro de hacer brotar dinero del propio dinero, sin el lastre de bienes y servicios.

Abracé la fe de que, frente a las turbulencias, yo sería capaz de auto-regularme, como ocurría con la naturaleza antes de que su equilibrio fuera afectado por la acción predatoria de la llamada civilización. Me volví omnipotente, me supuse omnisciente, me impuse al planeta como omnipresente. Me globalicé.

Llegué a no dormir nunca. Si la Bolsa de Tokio callaba por la noche, allá estaba yo eufórico en la de São Paulo; si la de Nueva York cerraba a la baja, yo me recompensaba con el alza de Londres. Mi pregón en Wall Street hizo de su apertura una liturgia televisada para todo el orbe terrestre. Me transformé en la cuerno de la abundancia de cuya boca muchos creían que habría siempre de chorrear riqueza fácil, inmediata, abundante.

Pido disculpas por haber engañado a tantos en tan poco tiempo; en especial a los economistas que mucho se esforzaron para intentar inmunizarme de las influencias del Estado. Sé que, ahora, sus teorías se derriten como sus acciones, y el estado de depresión en que viven se compara al de los bancos y de las grandes empresas.

Pido disculpas por inducir multitudes a recibir, como santificadas, las palabras de mi sumo pontífice Alan Greenspan, que ocupó la sede financiera durante diecinueve años. Admito haber incurrido en el pecado mortal de mantener los intereses bajos, inferiores al índice de la inflación, por largo periodo. Así, se estimuló a millones de usamericanos a la búsqueda de realizar el sueño de la casa propia. Obtuvieron créditos, compraron inmuebles y, debido al aumento de la demanda, elevé los precios y presioné la inflación. Para contenerla, el gobierno subió los intereses... y el no-pago se multiplicó como una peste, minando la supuesta solidez del sistema bancario.

Sufrí un colapso. Los paradigmas que me sustentaban fueron engullidos por el imprevisible agujero negro de la falta de crédito. La fuente se secó. Con las sandalias de la humildad en los pies, ruego al Estado que me proteja de una muerte vergonzosa. No puedo soportar la idea de que yo, y no una revolución de izquierda, sea el único responsable de la progresiva estatización del sistema financiero. No puedo imaginarme tutelado por los gobiernos, como en los países socialistas. Justo ahora que los bancos centrales, una institución pública, ganaban autonomía en relación a los gobiernos que los crearon y tomaban asiento en la cena de mis cardenales, ¿qué es lo que veo? Se desmorona toda la cantinela de que fuera de mí no hay salvación.

Pido disculpas anticipadas por la quiebra que se desencadenará en este mundo globalizado. ¡Adiós al crédito! Los intereses subirán en la proporción de la inseguridad generalizada. Cerrados los grifos del crédito, el consumidor se armará de cautela y las empresas padecerán la sed de capital; obligadas a reducir la producción, harán lo mismo con el número de trabajadores. Países exportadores, como Brasil, tendrán menos clientes del otro lado de la barra; por lo tanto, traerán menos dinero hacia sus arcas internas y necesitarán repensar sus políticas económicas.

Pido disculpas a los contribuyentes de los países ricos que ven como sus impuestos sirven de boya de salvación de bancos y financieras, fortuna que debería ser invertida en derechos sociales, preservación ambiental y cultura.

Yo, el mercado, pido disculpas por haber cometido tantos pecados y, ahora, transferir a ustedes el peso de la penitencia. Sé que soy cínico, perverso, lucrativo. Sólo me resta suplicar que el Estado tenga piedad de mí.

No oso pedir perdón a Dios, cuyo lugar pretendí ocupar. Supongo que, a esta hora, Él me mira allá desde la cima con aquella misma sonrisa irónica con que presenció la caída de la Torre de Babel.

lunes, 27 de octubre de 2008

Prioridades para este curso


A nivel diocesano, este curso es una prórroga del III Plan Diocesano de Evangelización (PDE). Se trata de revisar lo realizado hasta ahora, dar continuidad a las acciones puestas en marcha y elaborar el nuevo PDE.

Aterrizando en nuestra Unidad Pastoral nos hemos propuesto tres acciones para poner en marcha este curso:
  • Consolidar la oferta educativa a la preadolescencia, convocando nuevos grupos de 5º de primaria y coordinándolos con los ya existentes
  • Poner en marcha el Proyecto 0-6 años, centrado en el despertar religioso del niño/a, el redescubrimiento religioso de padres y madres y la inserción familiar en la comunidad cristiana
  • Iniciación a la oración personal en forma de taller de oración a desarrollar en Adviento (y posiblemente en Cuaresma) y dirigido a adultos entre 30 y 55 años
Continuaremos con la experiencia de la Comida Solidaria (el colegio de Angeles Custodios coge este año el testigo ) y con encuentros oracionales y celebrativos a lo largo del curso

De los detalles de todo ello iremos informando oportunamente a medida que se vayan concretando las convocatorias. Así pues, estemos al tanto ...

Charla en el Aula Social



Prueba

martes, 14 de octubre de 2008

Fiesta de comienzo de curso en la Unidad Pastoral

El próximo sábado 25 tenemos una cita ineludible a las 7,30 de la tarde en la parroquia de Covadonga para celebrar el inicio de un nuevo curso en la Unidad Pastoral.
Seguiremos en el marco de la prórroga del último PDE . Esta vez tenemos posibilidades serias de poner en marcha como unidad pastoral iniciativas para adultos y adolescentes. Las iremos concretando y anunciando.
Mientras tanto os animamos a encontrarnos en la fiesta del día 25

domingo, 22 de junio de 2008

Ya tenemos nombre


Tras dos años de andadura, tenemos nombre. Comenzamos con Unidad Pastoral 3 de Santutxu- Bolueta. La verdad es que pretendíamos ser algo más que un número. Buscábamos un nombre, por decirlo de alguna manera, "toponímico", que definiese la localización geográfica de la nueva realidad pastoral. Queríamos ponerle rostro físico e identificable.
Al final se propuso Santutxu-Begoñazpi, haciendo referencia a su inserción en el barrio de Santutxu y a su localización física "debajo" de la sede de la amatxu de Begoña.
El pasado 3 de junio, el Consejo de la Unidad Pastoral lo aprobo oficialmente, por lo que que de ahora en adelante nos llamamos Unidad Pastoral SANTUTXU-BEGOÑAZPI Pastoral Barrutia

miércoles, 14 de mayo de 2008

LA FAMILIA DIOCESANA EN FIESTA


Tal y como se anunció al comienzo del curso, el 18 de mayo del 2008 tendrá lugar la Celebración de este viaje que hemos venido realizando a lo largo de todo el curso. “Pequeños y Mayores en el camino de Emaús“.

Será una celebración de carácter familiar y lúdico, dirigida a toda la Iglesia Diocesana, con un protagonismo especial de preadolescentes y niños y niñas, y lleva por lema “la familia diocesana en fiesta / Bizkaiko eliza, danok etxeko”.

Compartir el camino es una gozada. Andar juntos, orientarse, apoyarse, ir hablando de lo que cada uno lleva en el corazón... es una alegría. Si el camino, como es nuestro caso, es de “pequeños y mayores” la alegría es todavía mayor por lo que supone de sorpresas, descubrimientos, novedades, ilusiones de futuro.

Cuando el camino termina, o alcanza el final del día, la alegría se multiplica porque hemos logrado la meta. Por eso queremos reunirnos, y contar con vuestra presencia. Juntos para celebrar el andar de cada día, juntos para contar-nos las cosas del camino, juntos para disfrutar del descanso merecido, juntos para caer en la cuenta de un amigo permanente que nos acompaña, juntos para descansar, reponer fuerzas y preparar la marcha de mañana.

La propuesta concreta para ese día es:

➢ Reunirnos a partir de las 10 de la mañana en el BEC (Barakaldo) para dar comienzo al encuentro con la ACOGIDA
➢ Actividades para los niños, pre-adolescentes-adolescentes, jóvenes, adultos y mayores: talleres, mesas de experiencias, juegos…
➢ A las doce y media celebraremos la EUCARISTIA,
➢ Y después de la comida, tendrá lugar la ROMERIA.

Además, durante todo el día, habrá una zona de stands, donde podremos contar con distintas iniciativas y materiales en referencia a la transmisión de la fe de los más pequeños, que es lo que este curso hemos intentando potenciar.

“Ven y quédate con nosotros”. No faltes el 18, nos haces falta para que el viaje sea completo. Porque el 18 de mayo es un día para celebrar y disfrutar el camino compartido.


Un saludo

Comisión de Seguimiento del III PDE

domingo, 6 de abril de 2008

Ciclo de charlas para un cincuentenario

Jesús - María cumple en 2008 cincuenta años en Bilbao: Alameda San Mamés, la Avenida de las Universidades y Artxanda han sido nuestras casas. Por aquí habéis pasado miles de alumnas y alumnos, de familias y de profesores y profesoras. Decenas de religiosas han dejado aquí su impronta y su recuerdo.

(Más información)


jueves, 3 de abril de 2008

Dos experiencias clave


Jose Antonio Pagola

Al pasar los años, en las comunidades cristianas se fue planteando espontáneamente un problema muy real. Pedro, María Magdalena y los demás discípulos habían vivido unas experiencias muy «especiales» de encuentro con Jesús vivo después de su muerte. Unas experiencias que a ellos los llevaron a «creer» en Jesús resucitado. Pero los que se acercaron más tarde al grupo de seguidores, ¿cómo podían despertar y alimentar esa misma fe?
Éste es también hoy nuestro problema. Nosotros no hemos vivido el encuentro con el resucitado que vivieron los primeros discípulos. ¿Con qué experiencias podemos contar nosotros? Esto es lo que plantea el relato de los discípulos de Emaús.
Los dos caminan hacia sus casas, tristes y desolados. Su fe en Jesús se ha apagado. Ya no esperan nada de él. Todo ha sido una ilusión. Jesús que los sigue sin hacerse notar, los alcanza y camina con ellos. Lucas expone así la situación: «Jesús se puso a caminar con ellos, pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo». ¿Qué pueden hacer para poder reconocer su presencia viva junto a ellos?
Lo importante es que estos discípulos no olvidan a Jesús; «conversan y discuten» sobre él; recuerdan sus «palabras» y sus «hechos» de gran profeta; dejan que aquel desconocido les vaya explicando todo lo ocurrido. Sus ojos no se abren enseguida, pero «su corazón comienza a arder».
Es lo primero que necesitamos en nuestras comunidades: recordar a Jesús, ahondar en su mensaje y en su actuación, meditar en su crucifixión… Si, en algún momento, Jesús nos conmueve, sus palabras nos llegan muy dentro y nuestro corazón comienza a arder, es señal de que nuestra fe se está despertando.
No basta. Según Lucas es necesaria la experiencia de la cena eucarística. Aunque todavía no saben quién es, los dos caminantes sienten necesidad de Jesús. Les hace bien su compañía. No quieren que los deje «Quédate con nosotros». Lucas lo subraya con gozo: «Jesús entró para quedarse con ellos». En la cena se les abren los ojos.
Estas son las dos experiencias clave: sentir que nuestro corazón arde al actualizar su mensaje, su actuación y su vida entera; sentir que, al celebrar la eucaristía, su persona nos alimenta, nos fortalece y nos consuela. Así crece en la Iglesia la fe en el Resucitado

domingo, 30 de marzo de 2008

3ª Comida Solidaria




Este domingo día 6 se celebrará la 3ª Comida Solidaria de nuestra Unidad Pastoral. Esta vez le toca a la parroquia de Begoñazpi organizarla y nos presentarán el proyecto de construcción de una escuela en Makete (Tanzania).

Como recordareis el objetivo de las Comidas Solidarias es dar a conocer ( y enterarnos) de los proyectos solidarios en los que estamos enfrascadas las distintas realidades de nuestra Unidad Pastoral, y al mismo tiempo aportar una modesta ayuda económica para los mismos.

El menú:

Primer plato..... Menestra de Verduras
Segundo plato... Redondo con champiñones
Postre..................Cuajada

Pan, vino "reserva de la cosecha", gaseosa y café

Precio: 20 euros

Apuntarse antes del jueves 3 llamando a Joaquín (605778862)

sábado, 29 de marzo de 2008

Campaña de Cáritas en abril


6 de abril de 2008

En esta ocasión, Cáritas Bizkaia centra su campaña diocesana, por primera vez, en las personas mayores, bajo el lema “¿Mayores?... ante todo, PERSONAS”. Con esta campaña Cáritas pretende incidir en tres aspectos básicos:
• mayor sensibilidad acerca de las necesidades afectivas, de relación social y espirituales que tienen las personas mayores,
• mayor reconocimiento social y eclesial de las más vulnerables,
• y un mayor número de personas voluntarias que se comprometan en estas acciones.
Entendemos que el envejecimiento de la población debe ser considerado como un logro histórico, un éxito de una sociedad avanzada que permite que podamos vivir más años. Debemos aceptar positivamente el hecho de hacernos mayores y debemos reconocer la contribución de este colectivo a nuestra sociedad. Cada etapa de la vida tiene sus propias características y así concebimos a la llamada ‘tercera edad’ como una etapa de plenitud, en la cual no caben los estereotipos negativos tan asociados a este momento vital.
Aunque sabemos que toda persona esta necesitada de otras y todos nos reconocemos seres inter-dependientes en todas las etapas de la vida, somos conscientes de que la aparición de la dependencia funcional es más frecuente a medida que la edad avanza. Debemos saber que en algunas ocasiones es posible disminuir su intensidad si se adoptan las medidas preventivas para ello (alimentación adecuada, educación para la salud...); por eso debemos incidir en el desarrollo de acciones que contribuyan a paliar esta situación.
En 1999 -año que dedicó la Organización de las Naciones Unidas a las personas mayores- Juan Pablo II escribió una elocuente carta a los mayores, en la cual expresaba desde su cercanía espiritual y su comprensión de esta etapa de la vida un mensaje de esperanza: “...es importante que nos detengamos a meditar sobre la realidad del tiempo que pasa con rapidez, no para resignarnos a un destino inexorable, sino para valorar plenamente los años que nos quedan por vivir”.
Sabiduría, experiencia, depositarios de la memoria colectiva... son algunas de las características que presenta este colectivo y que no debemos dejar de lado. También en
la transmisión de la fe, principal objetivo del ‘III Plan Diocesano de Evangelización’, las personas mayores realizan una aportación beneficiosa, especialmente dirigida a sus nietos/as. En este sentido, Cáritas apoya las acciones que se están desarrollando desde el Secretariado de Pastoral de Mayores en el cual participamos. Entendemos que la Comunidad Cristiana puede recibir mucho de las personas de edad avanzada y también éstas pueden contribuir en la atención espiritual de las personas mayores más dependientes.
Para Cáritas Bizkaia esta campaña representa un gran reto: seguir con la labor de acompañamiento y de atención a la personas mayores más vulnerables, que se sienten solas. Desde la cercanía, la confianza, el afecto, el apoyo, el consuelo, el ánimo, la orientación, la ayuda…
Esta tarea tiene aún mayor sentido cuando se realiza desde la gratuidad. Gratuidad como la que derrochan las personas de nuestra comunidad que, de manera voluntaria, vienen desarrollando desde hace muchos años una generosa labor a favor de las personas más frágiles y que a menudo expresan con gran sentimiento: “recibimos más de lo que damos”. A ellos y a ellas -las personas voluntarias- les debemos un sincero agradecimiento.
No debemos olvidarnos que también nuestra tarea se centra en ayudar a muchas familias que cuidan de personas mayores dependientes. Tenemos que seguir apoyando a aquellas familias que precisan de momentos de ‘respiro’ en su labor cotidiana para promover que la persona mayor continúe viviendo en su entorno habitual.
En el documento del Pontificio Consejo para laicos ‘La dignidad del anciano y su misión en la Iglesia y en el mundo’ se manifiesta que “las personas mayores pueden humanizar nuestra sociedad”.
Tenemos una gran oportunidad de transmitir este mensaje y hacer que se haga realidad en nuestro entorno más cercano.
Para terminar, deciros que está a vuestra disposición un dossier que ofrece información complementaria acerca de la situación general de las personas mayores en Bizkaia.
Muchas gracias por todo lo que hacéis y cómo lo hacéis.
Un abrazo muy especial,
Mikel Ruiz
Director de Cáritas

sábado, 22 de marzo de 2008

Fueron mujeres ...



Javier Gafo

Una mujer ha escrito lo siguiente: «Jesús se puso radicalmente del lado de la vida y luchócontra la muerte dondequiera que la encontró: la muerte de los leprosos, con los que nadie hablaba y a los que nadie tocaba; la muerte social de los publicanos, que eran como los obreros extranjeros entre nosotros; y la muerte física de aquellos que todavía no habían vivido. Pero hay que hacer una observación sin la que no se puede comprender la actitud de Jesús hacia la muerte: en efecto, aquellos que como Jesús y sus amigos luchan contra la muerte violenta que el hombre crea contra el hombre, contra la muerte social y la muerte física, no han considerado el morir como lo peor que le puede suceder a uno. Han temido más a una vida dominada por la muerte que a la muerte misma. Consideraron peor estar dominados por la muerte causada por un hombre a otro hombre, en la opresión y en la aniquilación de toda vida, que el morir».

He comenzado con este texto de una mujer, profesora de teología en Alemania, Dorothee Solle, porque los cuatro evangelistas dan un gran relieve a las mujeres en los relatos de la resurrección.

Fueron mujeres las que, muy de mañana, acudieron con aromas al sepulcro a embalsamar el cuerpo de Jesús. Fueron mujeres las que oyeron de aquellos dos hombres con vestiduras refulgentes el anuncio insospechado: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado». Fueron mujeres, cuyo testimonio carecía de valor judicial en el mundo judío, las que irán a anunciar la gran noticia a los «once y a los demás», aunque estos -hombres- «lo tomaron por un delirio y no las creyeron» .

Es un espléndido resumen de la vida de Jesús el que nos presenta D. Solle. Se ha resumido la vida del Maestro en múltiples afirmaciones que se complementan: Jesús fue «el hombre para los demás», como decía D. Bonhoffer; Jesús fue el que pasó por la vida haciendo el bien, el que cumplió la voluntad del Padre, el que estuvo en la existencia como el que sirve y no como el que es servido. También podemos decir que Jesús es el que estuvo del lado de la vida y el que luchó contra la muerte dondequiera que la encontró: el que combatió contra el dolor físico y contra la muerte; el que luchó contra esas terribles muertes sociales que los hombres nos imponemos unos a otros y que, muchas veces, son más duras y crueles que la misma muerte física.

Podemos decir que la síntesis, entre esta afirmación y las que antes he citado, está precisamente en lo que añade la misma D. Solle: un rasgo fundamental de Jesús fue el considerar que era peor la muerte, que los hombres nos causamos mutuamente, que el mismo morir: que hay que estar dispuesto a perder la vida para ganarla.

Y Dios le resucitó: así lo van a proclamar Pedro y los primeros testigos de la resurrección de Jesús. Dios fue fiel a Jesucristo más allá de la muerte; Dios fue fiel a aquel que cumplió su misión y se entregó a los hombres; Dios fue fiel al que antepuso la vida de los hombres a su propio morir; Dios fue fiel al que estuvo de tal manera del lado de la vida que fue capaz de entregar su vida para dar vida a todos los que estaban amenazados por la muerte física o social.
«No está aquí. Ha resucitado»: no se puede buscar entre los muertos al que vive; no puede estar entre los muertos aquel que ha sido capaz de entregar su propia vida y ha asumido que era mejor morir que aceptar pasivamente las muertes que los hombres nos imponemos unos a otros.

Hoy nos reunimos, veinte siglos más tarde, un grupo de creyentes porque creemos que es verdad aquel anuncio que recibieron aquellas mujeres que llevaban aromas al sepulcro. Y seguimos viviendo en un mundo en que el hombre sigue teniendo miedo a la muerte y busca todos los medios para protegerse contra ella; seguimos viviendo en un mundo en el que los hombres nos imponemos unos a otros distintos tipos de muerte; la muerte de la soledad y la jubilación de los ancianos, la de aquellos grupos raciales a los que descalificamos, la de esos enfermos a los que marginamos; seguimos viviendo en un mundo en el que muchas veces tenemos la impresión de que se ha instaurado una especie de cultura de la muerte, que se refleja en nuestra agresividad a flor de piel en nuestra competitividad en el mundo de la empresa, en el terrorismo, en la infravaloración de la vida no-nacida...

Y ante estas muertes de nuestro tiempo tenemos que decir, por una parte, que Cristo «no está aquí»: que no se puede encontrar a Cristo allí donde los hombres seguimos dominados por todas estas muertes que nos imponemos los unos a los otros. Allí no está Cristo, allí no está el espíritu de Cristo; no podemos buscar entre esas muertes al que vive. Pero, por otra parte, tenemos que decir que él está allí cuando se lucha por liberar al hombre de todas esas muertes; que él está allí cuando nos acercamos a aquellos a quienes nadie habla y toca; que él está allí cuando no aceptamos las marginaciones y las segregaciones que imponemos a determinadas personas; que él está allí cuando se lucha para que puedan vivir aquellos que no han visto aún la luz de la vida... Allí donde se lucha con denuedo, aun sacrificando la propia vida, allí está Jesús; allí no se está buscando entre los muertos al que vive; allí hay vida y está naciendo otra vez la vida resucitada de Jesús.

Y hoy, por encima de todo, en esta vigilia pascual, proclamamos la fidelidad de Dios. El Dios que fue fiel con Jesús más allá de la muerte, nos dice, en esta noche santa, que la muerte no es la última palabra, que merece la pena arriesgar la vida para luchar contra las muertes injustas, que hay una promesa de esperanza siempre que se lucha en favor de los hombres. Ojalá nos hable al corazón el mensaje alegre de esta noche que nos dice que, porque Dios es fiel, el amor es más fuerte que el odio y la vida es más fuerte que la muerte.

Los primeros testigos de la resurrección fueron aquellas mujeres cuyo testimonio de nada valía para el mundo. Fue sin duda su cariño el que les indujo a embalsamar el cuerpo de Jesús tras el descanso del sábado... Pero uno piensa que había algo más cuando se dirigían muy de mañana en aquel "primer día del Señor": estaban intuyendo -y la intuición es una cualidad femenina- que no podía ser que el que había entregado radicalmente su vida para librarnos de nuestras muertes, quedase encerrado en el sepulcro.

Quizá porque nadie como la mujer tiene la vivencia de que hay dolores desgarradores que acaban dando a luz vida.Por eso, cuando iban de camino, sin saber quién les iba a correr la pesada piedra, se estaba ya gestando el alegre anuncio que iban a recibir: «No está aquí. Ha resucitado». No se puede buscar entre los muertos al grano de trigo que muere para dar vida; no se puede buscar entre los muertos al que «se puso radicalmente del lado de la vida».

DIOS A LA VISTA. Homilías ciclo C. Madrid 1994.Pág. 137 ss.

viernes, 21 de marzo de 2008

El Viernes Santo como crítica a la religión





José Ignacio González Faus, JS
Profesor de teología, Barcelona


La palabra Dios es seguramente la más mal usada de toda la historia humana. Es posible que en ningún otro nombre (ni siquiera en nombre de la libertad, de la justicia, o del amor...) se hayan cometido aberraciones mayores que en el nombre de Dios. Esta paradoja no es casual. Y el Viernes Santo puede ayudar a entenderla.

Contra la banalización de Dios.

Los hombres suelen buscar a Dios como respuesta a una necesidad propia: necesidad de claridad, de explicación, de dominio... El Viernes Santo es precisamente la desautorización de esa forma de creer en Dios. Por paradójico que parezca, el seguidor de Jesús sólo cree en Dios porque hubo un hombre de esta historia que murió diciendo "Dios mío ¿por qué me has abandonado?" (cf. Mc 15,34).

¡Esta parecería ser la más fuerte razón para no creer en Dios!. Y sin embargo, lo extraño es que de ese hombre que había muerto así, y "al ver cómo había muerto", se comenzó a decir: "verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios" (cf. Mc 15,39).Ahí que daron destrozadas todas las ideas humanas sobre Dios.

Desde entonces, las demás funciones que los hombres asignan a Dios (Causa última, Clave de bóveda explicativa, Fundamento, meta del deseo humano...), pueden tener algo válido pero son
radicalmente secundarias. Si se las erige en primarias se corre el peligro de hacer un Dios a imagen del hombre, y una "religión a la carta".

De semejante religión valdrán siempre las palabras de Marx: "el hombre hace esa religión; esa religión no hace al hombre". En cambio, el Viernes Santo significa que el Dios del Calvario no cabe en proyecciones humanas. Por eso tendemos a olvidarlo.

Se podrá creer después que Jesús ha resucitado. Pero seguirá siendo verdad que -como reza un conocido axioma teológico- "el Resucitado es el Crucificado"; y no otro. Y seguirá siendo verdad lo que Pablo de Tarso escribió hace casi veinte siglos a todos los que pretendían -también entonces- hacerse un cristianismo a la carta: "ante vosotros sólo quiero saber una cosa: el Crucificado" (cf.1 Cor 2,2).

Viernes maldito.

Crucificado ¿por qué? ¿Por exigencias de algún orden metafísico expiatorio? Propiamente no. Jesús fue ajusticiado porque, en nombre de Dios, había puesto al hombre por encima de la iglesia judía, por encima del imperio romano, por encima de la seguridad que da la ley cumplida, y de la tranquilidad o el prestigio que da la riqueza poseída. Por vivir así, unos le condenaron, también en nombre de Dios ("por blasfemo"); y otros creyeron que era "El Ungido". Pero ungido CON DIOS, no con ungüentos humanos así sean los más sofisticados

Por eso, mirando veinte siglos de cristianismo a la luz del Crucificado, habría que decir que el gran pecado de las iglesias no han sido los excesos de dinero ni aun de poder (por graves que sean), sino el "tomar el Santo Nombre de Dios en vano", renegando del Dios que nos descoloca para pasarse al Dios a quien tenemos colocado. Se trata seguramente de una caída inevitable, dada la dinámica de la razón y del lenguaje humanos. Pero al menos conviene recordarla de vez en cuando, para tratar de reconvertirla. Es lo que intentaba hacer san Pablo cuando decía provocativamente a sus lectores: "maldito de Dios el que pende del Madero" (cf. Gal 3,13).

Al acabar la segunda guerra mundial, el teólogo japonés Kazo Kitamori escribió que "la Iglesia existe sólo para conservar el asombro de que Dios es el Crucificado que muere". Afirmar esto no es reducir la misión de las iglesias a un sector de la vida diminuto y pío. Al revés: cuando se mantiene vivo ese recuerdo, sacude y subvierte casi todas las dimensiones del existir humano: porque es como poner sobre la mesa lo que nosotros preferiríamos ocultar en algún cubo de basura.

Por eso decían los antiguos que "en medio de todos los vaivenes humanos sólo sigue en pie la Cruz" (stat Crux dum volvitur orbis). Esta frase tiene una lectura cínica: que a pesar de tanto progreso, el hombre sigue crucificando al hombre; y el progreso se reduce a crucificar al hombre ya no con clavos, sino con misiles. Pero tiene también una lectura creyente: que en medio de tanta crucifixión del hombre por el hombre, sólo hay un punto fijo al que mirar estremecidos: el Dios Crucificado. Ambas lecturas son válidas, aunque eso nos cueste entenderlo.

La cruz desarma, no arma.

Lo que nos ocurre es que los hombres del s. XX sabemos indignarnos, pero quizás ya no sabemos estremecernos. Y cuando sólo hay indignación sin estremecimiento, aquélla se convierte en excusa para tomar a los demás como chivos expiatorios, y descargar sobre ellos toda nuestra necesidad de justificación. Fue lo que hicieron los asesinos de Jesús: "la culpa es suya, que si baja de la cruz bien dispuestos estamos a creer en El" (cf. Mc 15,32). O: nuestra nación seguirá viviendo, y esta será la prueba de que Dios estaba con nosotros y contra Él (cf Jn 11,50 y Mc 15,31.32)... Ignoraban que precisamente porque era Dios no bajaba de la Cruz. Pero ¿cómo iban a entender eso si destroza todas las ideas preconcebidas que podamos hacernos sobre Dios? ¿Si pone en cuestión todas las ilusiones que aspiraríamos a saciar con El? ¿Si impide que Dios sea una simple proyección del hombre y éste se haga una religión "a la carta"?

No iría mal meditar todo eso sobrecogidos, una vez al año al menos. Luego ya volveremos a abusar de Cristo como hasta ahora: las iglesias para garantizar su poder, las derechas para fundamentar su seguridad farisea, las izquierdas para justificar su violencia justiciera, los sabios para declararlo loco, los bienpensantes para escandalizarse de Él. Y nosotros, más postmodernos y de aspiraciones más pequeñitas, para asegurar nuestro "puente de semana santa".

jueves, 20 de marzo de 2008

En la noche en que iban a entregarlo



Como judío que era también Jesús, quiso celebrar la pascua. Pero en Jesús la pascua judía se convertiría en la pascua de todos los hombres de todos los pueblos. Esta vez no sería sacrificado un cordero sin taras, sino el cordero de Dios, inocente y sin pecado, que sería sacrificado en la cruz para la remisión de todos los pecados.

Aquel día, la humanidad alcanzó su última victoria frente a la muerte. Con la muerte y resurrección de Jesús, la humanidad ha quedado a salvo de todos sus enemigos: del pecado, del demonio y estructuras del pecado y de la muerte consiguiente al primer pecado. Jesús, la noche antes de padecer, quiso anticipar el sacrificio en la institución de la eucaristía.

"Los amó hasta la muerte"
Lo que Jesús anticipaba ritualmente en la eucaristía, lo realizaría dolorosamente al día siguiente en la cruz, llevando así hasta las últimas consecuencias el incomprensible amor de Dios a los hombres. El Señor, que tantas veces había actuado, simbólicamente, en favor del pueblo elegido, librándolo de Egipto y de la cautividad de Babilonia, actúa ahora y de manera definitiva en su Hijo y por su Hijo. Jesús es la manifestación del amor de Dios a los hombres hasta el colmo de la muerte y más allá de la muerte. En la resurrección puede comprenderse lo que intuimos por la fe: que Dios nos ama incomparablemente, a lo grande, a lo Dios.

"¿Comprendéis lo que he hecho?"
El amor de Dios es amor que nos salva y nos libra de toda esclavitud, incluso de la de la muerte y del miedo a morir. Pero es también amor ejemplar, porque es la norma y el modelo para el establecimiento de cualquier forma de convivencia entre los hombres.

No nos salvará la política económica o la política social, no nos salvarán las organizaciones internacionales, ni las alianzas entre poderosos, no nos salvarán la técnica ni la Declaración de los Derechos Humanos. Todo eso fracasa, lo vemos, por falta de amor, de buena voluntad, de rectitud de intención. Todo eso resulta inútil por el egoísmo, el afán de riquezas, la voluntad de dominar, la insolidaridad. Sólo el amor puede salvar, si amamos como Jesús, si amamos al prójimo como a nosotros mismos.

"Os he dado ejemplo"
Jesús nos dio ejemplo: siendo Dios, no hizo alarde de su categoría divina, sino que se puso a servir y a lavar los pies de sus discípulos. En la eucaristía hacemos memoria del ejemplo de Jesús.

Por eso, la eucaristía es siempre un nuevo lanzamiento, la renovación del compromiso cristiano con Jesús, con los pobres, y con el evangelio, que es justicia. Según la Biblia, el cumplimiento de la voluntad divina es algo que, como el alimento, aumenta la vitalidad y felicidad de los fieles.

¿Tragamos a Cristo? ¿Es él quien da sentido a nuestra vida? Si no es así, ¿qué es lo que marca las pautas y metas de nuestro actuar? "Haced esto" no es simplemente "oir misa" sino asimilar (hacer nuestros) los valores, los ideales, los sentimientos y pensamientos del Señor.

El cotidiano e imprescindible pan equivale a la vida del hombre que de él se sustenta. Dar pan es dar vida. Dar tu pan es dar tu vida. La palabra de Dios es, sin embargo, tan necesaria como el pan, puesto que el hombre no puede vivir y ser feliz sólo con éste (Dt 8, 3). El vino, por su parte, expresa la alegría (Sal 104, 15) y la felicidad y, por tanto, la amistad y el amor de aquellos con quienes se bebe. El color rojo del vino tinto se asemeja a la sangre, símbolo de la vida, que sólo pertenece a Dios. La palabra de Dios, presente en Jesús, se convierte en alimento de vida. No es la antigua ley la que nos mueve, es el Espíritu de Jesús quien nos dinamiza.

¿Cómo damos nuestra vida a los demás? ¿Comunicamos alegría, esperanza, amistad, libertad... o somos vino avinagrado? Ante la presencia en la mesa del cordero pascual, asado a la brasa, alguien preguntaba: "¿Por qué hacemos esto hoy?". El presidente contestaba contando las acciones salvadoras de Dios en el éxodo.

¿Cuáles son las verdaderas razones de nuestra presencia en esta Eucaristía? ¿En qué hemos experimentado la salvación y el amor de Dios? Se partía el pan y se tomaba la comida recostados en señal de "no esclavitud". El pan era sin levadura vieja, era el "pan de la libertad". Los antiguos y esclavizantes motivos de vivir, la vieja levadura que dinamizaba la vida, quedaron en Egipto. El padre de familia, con la ayuda de un farol, buscaba todos los restos de pan fermentado que pudiese haber en casa, ya que debían desaparecer completamente. "Guardaos de la levadura de los fariseos y de Herodes", de sus motivos de funcionar (/Mc/08/15).

Echad fuera la vieja levadura para ser masa nueva (/1Co/05/07). En el N. Testamento aparece cuarenta veces el adjetivo "nuevo". Todas con sentido positivo.

¿Vivimos la fe como una normativa social (vieja levadura) o como una libre y agradable relación con Dios? ¿Hemos descubierto la novedad permanente de lo cristiano? ¿Preferimos la instalación al caminar ilusionado? ¿Añoramos un mundo nuevo? Jesús habla de sí mismo como cordero pascual sacrificado, con su carne separada de su sangre, partido como el pan y ensangrentado como el vino tinto. Viene a decir: voy a la muerte como verdadera víctima pascual y mi entrega tiene carácter expiatorio y sustitutivo como describe Isaías en el poema del siervo.

A las tres de la tarde, el aire de Jerusalén se pobló con los balidos de los corderos pascuales que eran sacrificados en el templo. Pero el auténtico cordero de Dios que rompía las limitaciones humanas moría fuera de la vieja ciudad, en el calvario.

Comulgar con Cristo supone comprometerse como él a aceptar el papel de siervos en favor de todos. El evangelio de Juan, narrándonos el lavatorio de los pies en lugar de la institución de la eucaristía, quiere darnos el sentido profundo de ésta: identificarnos con Jesús, siervo y solidario con los hombres, para ser factores de liberación. Para el cristiano, la construcción de un mundo solidario y justo está esencialmente ligada con la celebración de la eucaristía. Sin justicia no hay eucaristía.

Publicado en el nº 14 de EUCARISTÍA 1989

miércoles, 19 de marzo de 2008

Coger la vela e ir en la procesión




La "semana santa" ha llegado a nosotros cargada de historia y de tradiciones. Pero ha llegado más la historia y las tradiciones que lo santo. De ahí que, vaciadas de sentido y realismo, son una buena ocasión para vacaciones, para huir de la rutina y del trabajo, a la par que de la responsabilidad. En los alrededores de la "semana santa" abundan las reflexiones para todos los gustos: quién piensa que se pierde la tradición, que las cosas ya no son como antes; quién cree que estamos en un proceso de recuperación y que la cosa va a más. Depende del punto de vista.

Con todo, parece claro que son más los cofrades afiliados a las variopintas hermandades, que desfilan por las calles paseando las catorce estaciones del "via-crucis", que los hermanos enrolados en la gran fraternidad universal, dispuestos a sacar la luz y a impedir los vía crucis de tantos pueblos y de tantos hombres. A estas alturas y en estas latitudes no hay cristiano que no deteste y rechace la injusticia de aquel tiempo contra Jesús.

Pero a estas alturas y en estas latitudes no todos los cristianos están sensibilizados contra la injusticia que sigue oprimiendo a los pobres y condenando a inocentes. Bien está que recordemos en imágenes y divulguemos en procesiones la historia de la muerte de Jesús. Pero estaría muy mal que olvidásemos la pasión de los hermanos de Jesús. La memoria de la pasión y muerte de Cristo no puede ser para los cristianos una coartada histórica para apartar los ojos de la actualidad, ni menos pretexto piadoso para la irresponsabilidad pública. La memoria del Crucificado, el análisis pormenorizado en los pasos procesionales, debe actuar de revulsivo. Tiene que ser una memoria subversiva que nos empeñe en desmontar la injusticia del mundo y de los poderosos de turno. Que aunque no podamos evitar lo que sucedió en aquel tiempo, sí podemos evitar que siga sucediendo lo mismo y se repita la historia de sangre y de ignominia.

Lo santo de la semana santa es hacer que no se malogre la pasión de Jesús, que dio su vida para que todos la tengan. Y ese empeño, ese desafío que nos reta todos los años, esa otra procesión va por dentro. El que sea cofrade -¿No decimos que somos todos hermanos?- que coja su vela, que cargue con su responsabilidad, y que vaya a la procesión: el movimiento de liberación de todos los pueblos y de todos los hombres (hombre y mujer, ¡claro!).

Publicado en el nº 17 de EUCARISTÍA, 1982

martes, 18 de marzo de 2008

Nota de los miembros del Consejo de la Unidad Pastoral Santutxu-Begoñazpi de Bilbao


ANTE EL NOMBRAMIENTO DEL NUEVO OBISPO AUXILIAR DE LA DIÓCESIS DE BILBAO

El Consejo de Pastoral de la Unidad Pastoral Santutxu-Begoñazpi de Bilbao decidimos, por mayoría cualificada, manifestar el profundo malestar que ha causado entre nosotros el nombramiento de D. Mario Iceta Gavicagogeascoa como Obispo Auxiliar de Bilbao. No queremos entrar a juzgar las cualidades del nuevo Obispo porque no le conocemos; queremos expresar el desacuerdo con el procedimiento que se ha seguido para su designación.

Hace muchos años que en esta diócesis venimos mostrando el deseo de que sean tenidos en cuenta los Consejos Diocesanos a la hora del nombramiento de nuestros obispos. Por este motivo, el Consejo del Presbiterio y el de Pastoral han intervenido en el proceso de designación de anteriores obispos y como fruto de sus reflexiones propusieron unos criterios y unos nombres al Nuncio de su Santidad para ayudar a la Santa Sede en la elección de los Obispos más idóneos para esta comunidad.
En esta ocasión, sin embargo, los Consejos, que son instituciones eclesiales creadas para ayudar al obispo en el gobierno de la diócesis, no han sido consultados lo que nos parece una desconsideración que pone en riesgo la comunión eclesial y va a suponer una dificultad grave para la acogida del nuevo Obispo Auxiliar.

Hemos vuelto a perder una oportunidad de ejercer esa comunión eclesial en la que profundamente creemos y por la que estamos trabajando. Una comunión que es recíproca: de la Diócesis con su Obispo, y del Obispo con su Diócesis: Una comunión en permanente movimiento, comunión dinámica, que exige proceso, ir dando pasos, hacer camino compartido. Una comunión enraizada en los fundamentos de la vida cristiana: el amor, el reconocimiento del valor del otro, la cercanía, la capacidad de escucha, el trabajo en equipo, la entrega… Una comunión para la misión: al servicio de nuestra Iglesia y de este mundo desigual e injusto, por el que trabajamos para que camine hacia mayores cotas de fraternidad, igualdad y cooperación.

Deseamos que una situación como ésta, tan dolorosa y perjudicial para la vida de la comunidad cristiana, no vuelva a repetirse, por lo que solicitamos a la autoridad eclesial, a nuestro obispo y al Sr. Nuncio, que faciliten la participación en futuros procesos que deban realizarse para el relevo de la sede episcopal de nuestra diócesis.

Un saludo fraterno en Jesucristo, único Señor de la Iglesia.

Consejo de la Unidad Pastoral Santutxu-Begoñazpi
Reunido en Bilbao, a 17 de marzo de 2008

lunes, 17 de marzo de 2008

Chiara Lubich ha partido a la casa del Padre


El pasado viernes 14 de marzo falleció en su residencia de Roma Chiara Lubich, fundadora y presidenta del movimiento de los focolares.

Vayan estas breves líneas como acompañamiento cariñoso a todos los focolares y en especial a aquellos con los que compartimos el seguimiento de Jesús en esta Unidad Pastoral

A propósito del nombramiento del nuevo obispo auxiliar


5 miembros de la Comisión Permanente del Consejo de Presbiterio y 9 del Comité Ejecutivo del Consejo Pastoral Diocesano os queremos informar de lo acontecido tras el nombramiento del Obispo Auxiliar de Bilbao, D. Mario Iceta Gavicagogeascoa


Ejerciendo la responsabilidad para la que hemos sido elegidos por vuestros representantes, tras haber comunicado al Obispo nuestro parecer en las sesiones de los respectivos Consejos en febrero y haberle informado de esta iniciativa, queremos transmitir una información directa, a fin de contribuir a una mayor transparencia y al crecimiento de la conciencia de pertenencia a la Iglesia.

En nuestra Diócesis existe una larga tradición de corresponsabilidad, que se ha ido concretando a lo largo de los años a través de distintas mediaciones: la creación e impulso de consejos pastorales en todos los niveles de la estructura eclesial (parroquias, UP, Diócesis, instituciones…); el papel, responsabilidad y protagonismo del laicado en la vida y misión de la Iglesia; la participación en la elaboración de los planes pastorales de la Diócesis…

En ocasiones anteriores, y a propósito de los nombramientos de los Obispos, se ha manifestado en la Diócesis un deseo de participación mayor en el discernimiento del perfil y de los nombres de las personas adecuadas para ejercer dicha responsabilidad y servicio, y se han puesto en marcha diversas acciones para ejercer esa participación.

En el reciente nombramiento del Obispo Auxiliar de Bilbao, D. Mario Iceta Gavicagogeascoa, a pesar de haberse producido en el marco del Código de Derecho canónico, no han sido utilizados otros cauces que promovieran la participación de las instancias diocesanas de corresponsabilidad y que también hubieran sido posibles en dicho marco.

Esta forma de proceder ha generado un profundo malestar y tristeza en buena parte de nuestra Iglesia, y en los consejeros y consejeras de las instancias en las que participamos (Consejo de Presbiterio y Consejo de Pastoral Diocesano). Los Consejos no han sido oídos, ni tan siquiera informados.

El nombramiento del Obispo es una cuestión muy importante para la Diócesis, que atañe a la actividad pastoral, a la organización diocesana y a nuestra configuración como Iglesia local. Por eso, creemos que es una cuestión de tal orden que, tal y como prevén los propios estatutos de ambos consejos, dichas instancias podrían y deberían haber acompañado a nuestro Obispo en el discernimiento de dicho proceso de nombramiento.

En los consejos celebrados los días 11 y 23 de febrero, se trasladó este desacuerdo, malestar y tristeza de forma mayoritaria a nuestro Obispo, D. Ricardo Blázquez. Este hecho, además, ha provocado la dimisión de algunos miembros de la Permanente y del Comité Ejecutivo de ambos consejos.

Hemos vuelto a perder una oportunidad de ejercer esa comunión eclesial en la que profundamente creemos y por la que estamos trabajando. Una comunión que es recíproca: de la Diócesis con su Obispo, y del Obispo con su Diócesis: Una comunión en permanente movimiento, comunión dinámica, que exige proceso, ir dando pasos, hacer camino compartido. Una comunión enraizada en los fundamentos de la vida cristiana: el amor, el reconocimiento del valor del otro, la cercanía, la capacidad de escucha, el trabajo en equipo, la entrega… Una comunión para la misión: al servicio de nuestra Iglesia y de este mundo desigual e injusto, por el que trabajamos para que camine hacia mayores cotas de fraternidad, igualdad y cooperación.

Nuestro malestar no afecta a la persona concreta nombrada, sino al procedimiento que ha obviado la participación de los órganos de corresponsabilidad de los que se ha dotado nuestra Iglesia diocesana para aconsejar al Obispo en el gobierno de nuestra Diócesis.

Esperamos que en sucesivas ocasiones las autoridades pertinentes faciliten fórmulas de mayor participación en los procesos de designación de nuestros próximos obispos, y seguiremos trabajando, como lo venimos haciendo hasta ahora, para ejercer una verdadera comunión eclesial y corresponsabilidad en los distintos ámbitos de nuestra vida diocesana.


Bilbao, 12 de de marzo de 2008


NOTA
La Comisión Permanente del Consejo de Presbiterio está conformada por el Obispo, y 5 miembros del consejo elegidos por la Asamblea plenaria.
El Comité Ejecutivo del Consejo Pastoral Diocesano está conformada por el Obispo, la Vicepresidenta, el Secretario y 8 miembros del consejo, elegidos por la Asamblea Plenaria: 2 sacerdotes, 2 religiosos/as y 4 laicos/as.

sábado, 15 de marzo de 2008

TRIDUO PASCUAL 2008 en la Unidad Pastoral


Jueves Santo/Jaunaren afariko eguna
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Covadonga
20h. Celebración de la Cena del Señor
22h. Hora Santa

Iturribide
19h. Celebración de la Cena del Señor

Begoñazpi
20h. Celebración de la Cena del Señor

María Reina
19,30h. Celebración de la muerte del Señor
23h. Hora Santa


Viernes Santo/Jaunaren nekaldiko eguna

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Covadonga
12h. Via crucis
20h. Celebración de la muerte del Señor

Iturribide
12h. Via crucis
17h. Celebración de la muerte del Señor

Begoñazpi
12h. Via Crucis
20h. Celebración de la muerte del Señor

María Reina
13h. Via Crucis
19h. Celebración de la muerte del Señor


Sábado Santo/Pazko gaubela
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Covadonga
21h. Vigilia Pascual

Iturribide
20h. Vigilia Pascual

Begoñazpi
21h. Vigilia Pascual

María Reina
20h. Vigilia Pascual

jueves, 6 de marzo de 2008

Gesto Diocesano 2008: “Recuerda que fuiste emigrante”


Mañana viernes a las siete y media de la tarde se celebrará el Gesto Diocesano 2008, que en esta ocasión tiene como tema central la emigración bajo el lema “atzerria aberri-aberria atzerri. Recuerda que fuiste emigrante”. El acto, dentro del III PDE, consistirá en una marcha con cuatro paradas que abordarán las distintas causas, luchas y esperanzas de los emigrantes.

El recorrido del gesto se realizará desde Parque Etxebarria hasta la Basílica de Begoña. Será un camino que evoque una doble realidad, la de la persona emigrante para llegar hasta aquí con sus ilusiones y dificultades, y la de la comunidad cristiana plural por el origen de sus miembros, iguales en dignidad y en derechos. Se tratará de ver la inmigración como fenómeno que aporta enriquecimiento cultural y creyente a la comunidad diocesana.

La primera parada se realizará junto a la chimenea del Parque de Etxebarria y bajo el nombre “mil formas de muerte”, se tratarán las causas, las distintas formas de muerte que empujan a la emigración. La segunda será en la zona de recreo, junto a Mallona, y se llamará “caminantes solidarios”. Mostrará la importancia del caminar de manera conjunta subrayando el reconocimiento y enriquecimiento mutuos. La entrada de la basílica será el escenario de la tercera parada que bajo el título “esperanza probada”, centrará la atención en la lucha y esperanza que tienen por vivir en su nueva tierra. El Gesto Diocesano terminará en el interior de la Basílica de Begoña con la “acogida” y todo lo que ésta representa.

En cada parada, de aproximadamente diez minutos, se incluirá un texto bíblico acompañado por un testimonio y un elemento musical. El acto final, en la basílica será más largo y recogerá distintas tradiciones en forma de canto y baile y un acto oracional.

En años anteriores el Gesto Diocesano se ha fijado en la pobreza y en la exclusión social o en la necesidad de paz y reconciliación. Este año fija la mirada en la rica pluralidad de la comunidad cristiana que se deriva del fenómeno de la inmigración. Para representarlo, el cartel de este año, diseñado por Endika Ollo, muestra unas manos entrelazadas formando una cruz y representando a distintas razas.

sábado, 23 de febrero de 2008

Cambio de fecha

El encuentro cuaresmal de familias anunciado inicialmente para el 1 de marzo, se adelanta al viernes 29 de febrero a las 7,30, en el mismo lugar, parroquia de Begoñazpi

viernes, 15 de febrero de 2008

Festividad de la beata Rafaela Ibarra

AA.CC.


El próximo sábado 23 de febrero se celebra la festividad de la beata Rafaela Ibarra fundadora de la congregación de los Angeles Custodios. Entre los diversos actos conmemorativos, tendrá lugar una eucaristía, ese mismo día a las 7,30 de la tarde en la capilla del colegio de la calle Zabalbide.

Ya que compartimos tareas y esfuerzos en la construcción de la Unidad Pastoral, hacemos nuestra la alegría de la gran familia de los Angeles Custodios y animamos a compartir con ella la mesa de la eucaristía.

Enhorabuena

domingo, 10 de febrero de 2008

Encuentros cuaresmales

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Este curso hemos cambiado el formato de las tradicionales Charlas Cuaresmales. En vez de encuentros de reflexión, van a ser encuentros oracionales. Estamos preparando dos encuentros.

NAVIDAD 2007

Uno de ellos va dirigido especialmente a familias de nuestras catequesis, tendrá lugar el viernes 29 de febrero a las 7,30 en Begoñazpi. Habrá dos encuentros simultáneos, uno para los padres y madres y otros para los niños y niñas. Para concluir se unirán ambos grupos en una oración de despedida

Inauguracion curso

El otro encuentro va dirigido a adultos en general y tendrá lugar el martes 4 de marzo en la parroquia de Iturribide a las 7,30 h.

Ambos encuentros tienen el denominador común del acento diocesano de este curso, la transmisión de la fe a niños y adolescentes