ANUNCIO 1

“Zuen aurretik joango da Galileara; han ikusiko duzue" "Él va delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis"

domingo, 30 de marzo de 2008

3ª Comida Solidaria




Este domingo día 6 se celebrará la 3ª Comida Solidaria de nuestra Unidad Pastoral. Esta vez le toca a la parroquia de Begoñazpi organizarla y nos presentarán el proyecto de construcción de una escuela en Makete (Tanzania).

Como recordareis el objetivo de las Comidas Solidarias es dar a conocer ( y enterarnos) de los proyectos solidarios en los que estamos enfrascadas las distintas realidades de nuestra Unidad Pastoral, y al mismo tiempo aportar una modesta ayuda económica para los mismos.

El menú:

Primer plato..... Menestra de Verduras
Segundo plato... Redondo con champiñones
Postre..................Cuajada

Pan, vino "reserva de la cosecha", gaseosa y café

Precio: 20 euros

Apuntarse antes del jueves 3 llamando a Joaquín (605778862)

sábado, 29 de marzo de 2008

Campaña de Cáritas en abril


6 de abril de 2008

En esta ocasión, Cáritas Bizkaia centra su campaña diocesana, por primera vez, en las personas mayores, bajo el lema “¿Mayores?... ante todo, PERSONAS”. Con esta campaña Cáritas pretende incidir en tres aspectos básicos:
• mayor sensibilidad acerca de las necesidades afectivas, de relación social y espirituales que tienen las personas mayores,
• mayor reconocimiento social y eclesial de las más vulnerables,
• y un mayor número de personas voluntarias que se comprometan en estas acciones.
Entendemos que el envejecimiento de la población debe ser considerado como un logro histórico, un éxito de una sociedad avanzada que permite que podamos vivir más años. Debemos aceptar positivamente el hecho de hacernos mayores y debemos reconocer la contribución de este colectivo a nuestra sociedad. Cada etapa de la vida tiene sus propias características y así concebimos a la llamada ‘tercera edad’ como una etapa de plenitud, en la cual no caben los estereotipos negativos tan asociados a este momento vital.
Aunque sabemos que toda persona esta necesitada de otras y todos nos reconocemos seres inter-dependientes en todas las etapas de la vida, somos conscientes de que la aparición de la dependencia funcional es más frecuente a medida que la edad avanza. Debemos saber que en algunas ocasiones es posible disminuir su intensidad si se adoptan las medidas preventivas para ello (alimentación adecuada, educación para la salud...); por eso debemos incidir en el desarrollo de acciones que contribuyan a paliar esta situación.
En 1999 -año que dedicó la Organización de las Naciones Unidas a las personas mayores- Juan Pablo II escribió una elocuente carta a los mayores, en la cual expresaba desde su cercanía espiritual y su comprensión de esta etapa de la vida un mensaje de esperanza: “...es importante que nos detengamos a meditar sobre la realidad del tiempo que pasa con rapidez, no para resignarnos a un destino inexorable, sino para valorar plenamente los años que nos quedan por vivir”.
Sabiduría, experiencia, depositarios de la memoria colectiva... son algunas de las características que presenta este colectivo y que no debemos dejar de lado. También en
la transmisión de la fe, principal objetivo del ‘III Plan Diocesano de Evangelización’, las personas mayores realizan una aportación beneficiosa, especialmente dirigida a sus nietos/as. En este sentido, Cáritas apoya las acciones que se están desarrollando desde el Secretariado de Pastoral de Mayores en el cual participamos. Entendemos que la Comunidad Cristiana puede recibir mucho de las personas de edad avanzada y también éstas pueden contribuir en la atención espiritual de las personas mayores más dependientes.
Para Cáritas Bizkaia esta campaña representa un gran reto: seguir con la labor de acompañamiento y de atención a la personas mayores más vulnerables, que se sienten solas. Desde la cercanía, la confianza, el afecto, el apoyo, el consuelo, el ánimo, la orientación, la ayuda…
Esta tarea tiene aún mayor sentido cuando se realiza desde la gratuidad. Gratuidad como la que derrochan las personas de nuestra comunidad que, de manera voluntaria, vienen desarrollando desde hace muchos años una generosa labor a favor de las personas más frágiles y que a menudo expresan con gran sentimiento: “recibimos más de lo que damos”. A ellos y a ellas -las personas voluntarias- les debemos un sincero agradecimiento.
No debemos olvidarnos que también nuestra tarea se centra en ayudar a muchas familias que cuidan de personas mayores dependientes. Tenemos que seguir apoyando a aquellas familias que precisan de momentos de ‘respiro’ en su labor cotidiana para promover que la persona mayor continúe viviendo en su entorno habitual.
En el documento del Pontificio Consejo para laicos ‘La dignidad del anciano y su misión en la Iglesia y en el mundo’ se manifiesta que “las personas mayores pueden humanizar nuestra sociedad”.
Tenemos una gran oportunidad de transmitir este mensaje y hacer que se haga realidad en nuestro entorno más cercano.
Para terminar, deciros que está a vuestra disposición un dossier que ofrece información complementaria acerca de la situación general de las personas mayores en Bizkaia.
Muchas gracias por todo lo que hacéis y cómo lo hacéis.
Un abrazo muy especial,
Mikel Ruiz
Director de Cáritas

sábado, 22 de marzo de 2008

Fueron mujeres ...



Javier Gafo

Una mujer ha escrito lo siguiente: «Jesús se puso radicalmente del lado de la vida y luchócontra la muerte dondequiera que la encontró: la muerte de los leprosos, con los que nadie hablaba y a los que nadie tocaba; la muerte social de los publicanos, que eran como los obreros extranjeros entre nosotros; y la muerte física de aquellos que todavía no habían vivido. Pero hay que hacer una observación sin la que no se puede comprender la actitud de Jesús hacia la muerte: en efecto, aquellos que como Jesús y sus amigos luchan contra la muerte violenta que el hombre crea contra el hombre, contra la muerte social y la muerte física, no han considerado el morir como lo peor que le puede suceder a uno. Han temido más a una vida dominada por la muerte que a la muerte misma. Consideraron peor estar dominados por la muerte causada por un hombre a otro hombre, en la opresión y en la aniquilación de toda vida, que el morir».

He comenzado con este texto de una mujer, profesora de teología en Alemania, Dorothee Solle, porque los cuatro evangelistas dan un gran relieve a las mujeres en los relatos de la resurrección.

Fueron mujeres las que, muy de mañana, acudieron con aromas al sepulcro a embalsamar el cuerpo de Jesús. Fueron mujeres las que oyeron de aquellos dos hombres con vestiduras refulgentes el anuncio insospechado: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado». Fueron mujeres, cuyo testimonio carecía de valor judicial en el mundo judío, las que irán a anunciar la gran noticia a los «once y a los demás», aunque estos -hombres- «lo tomaron por un delirio y no las creyeron» .

Es un espléndido resumen de la vida de Jesús el que nos presenta D. Solle. Se ha resumido la vida del Maestro en múltiples afirmaciones que se complementan: Jesús fue «el hombre para los demás», como decía D. Bonhoffer; Jesús fue el que pasó por la vida haciendo el bien, el que cumplió la voluntad del Padre, el que estuvo en la existencia como el que sirve y no como el que es servido. También podemos decir que Jesús es el que estuvo del lado de la vida y el que luchó contra la muerte dondequiera que la encontró: el que combatió contra el dolor físico y contra la muerte; el que luchó contra esas terribles muertes sociales que los hombres nos imponemos unos a otros y que, muchas veces, son más duras y crueles que la misma muerte física.

Podemos decir que la síntesis, entre esta afirmación y las que antes he citado, está precisamente en lo que añade la misma D. Solle: un rasgo fundamental de Jesús fue el considerar que era peor la muerte, que los hombres nos causamos mutuamente, que el mismo morir: que hay que estar dispuesto a perder la vida para ganarla.

Y Dios le resucitó: así lo van a proclamar Pedro y los primeros testigos de la resurrección de Jesús. Dios fue fiel a Jesucristo más allá de la muerte; Dios fue fiel a aquel que cumplió su misión y se entregó a los hombres; Dios fue fiel al que antepuso la vida de los hombres a su propio morir; Dios fue fiel al que estuvo de tal manera del lado de la vida que fue capaz de entregar su vida para dar vida a todos los que estaban amenazados por la muerte física o social.
«No está aquí. Ha resucitado»: no se puede buscar entre los muertos al que vive; no puede estar entre los muertos aquel que ha sido capaz de entregar su propia vida y ha asumido que era mejor morir que aceptar pasivamente las muertes que los hombres nos imponemos unos a otros.

Hoy nos reunimos, veinte siglos más tarde, un grupo de creyentes porque creemos que es verdad aquel anuncio que recibieron aquellas mujeres que llevaban aromas al sepulcro. Y seguimos viviendo en un mundo en que el hombre sigue teniendo miedo a la muerte y busca todos los medios para protegerse contra ella; seguimos viviendo en un mundo en el que los hombres nos imponemos unos a otros distintos tipos de muerte; la muerte de la soledad y la jubilación de los ancianos, la de aquellos grupos raciales a los que descalificamos, la de esos enfermos a los que marginamos; seguimos viviendo en un mundo en el que muchas veces tenemos la impresión de que se ha instaurado una especie de cultura de la muerte, que se refleja en nuestra agresividad a flor de piel en nuestra competitividad en el mundo de la empresa, en el terrorismo, en la infravaloración de la vida no-nacida...

Y ante estas muertes de nuestro tiempo tenemos que decir, por una parte, que Cristo «no está aquí»: que no se puede encontrar a Cristo allí donde los hombres seguimos dominados por todas estas muertes que nos imponemos los unos a los otros. Allí no está Cristo, allí no está el espíritu de Cristo; no podemos buscar entre esas muertes al que vive. Pero, por otra parte, tenemos que decir que él está allí cuando se lucha por liberar al hombre de todas esas muertes; que él está allí cuando nos acercamos a aquellos a quienes nadie habla y toca; que él está allí cuando no aceptamos las marginaciones y las segregaciones que imponemos a determinadas personas; que él está allí cuando se lucha para que puedan vivir aquellos que no han visto aún la luz de la vida... Allí donde se lucha con denuedo, aun sacrificando la propia vida, allí está Jesús; allí no se está buscando entre los muertos al que vive; allí hay vida y está naciendo otra vez la vida resucitada de Jesús.

Y hoy, por encima de todo, en esta vigilia pascual, proclamamos la fidelidad de Dios. El Dios que fue fiel con Jesús más allá de la muerte, nos dice, en esta noche santa, que la muerte no es la última palabra, que merece la pena arriesgar la vida para luchar contra las muertes injustas, que hay una promesa de esperanza siempre que se lucha en favor de los hombres. Ojalá nos hable al corazón el mensaje alegre de esta noche que nos dice que, porque Dios es fiel, el amor es más fuerte que el odio y la vida es más fuerte que la muerte.

Los primeros testigos de la resurrección fueron aquellas mujeres cuyo testimonio de nada valía para el mundo. Fue sin duda su cariño el que les indujo a embalsamar el cuerpo de Jesús tras el descanso del sábado... Pero uno piensa que había algo más cuando se dirigían muy de mañana en aquel "primer día del Señor": estaban intuyendo -y la intuición es una cualidad femenina- que no podía ser que el que había entregado radicalmente su vida para librarnos de nuestras muertes, quedase encerrado en el sepulcro.

Quizá porque nadie como la mujer tiene la vivencia de que hay dolores desgarradores que acaban dando a luz vida.Por eso, cuando iban de camino, sin saber quién les iba a correr la pesada piedra, se estaba ya gestando el alegre anuncio que iban a recibir: «No está aquí. Ha resucitado». No se puede buscar entre los muertos al grano de trigo que muere para dar vida; no se puede buscar entre los muertos al que «se puso radicalmente del lado de la vida».

DIOS A LA VISTA. Homilías ciclo C. Madrid 1994.Pág. 137 ss.

viernes, 21 de marzo de 2008

El Viernes Santo como crítica a la religión





José Ignacio González Faus, JS
Profesor de teología, Barcelona


La palabra Dios es seguramente la más mal usada de toda la historia humana. Es posible que en ningún otro nombre (ni siquiera en nombre de la libertad, de la justicia, o del amor...) se hayan cometido aberraciones mayores que en el nombre de Dios. Esta paradoja no es casual. Y el Viernes Santo puede ayudar a entenderla.

Contra la banalización de Dios.

Los hombres suelen buscar a Dios como respuesta a una necesidad propia: necesidad de claridad, de explicación, de dominio... El Viernes Santo es precisamente la desautorización de esa forma de creer en Dios. Por paradójico que parezca, el seguidor de Jesús sólo cree en Dios porque hubo un hombre de esta historia que murió diciendo "Dios mío ¿por qué me has abandonado?" (cf. Mc 15,34).

¡Esta parecería ser la más fuerte razón para no creer en Dios!. Y sin embargo, lo extraño es que de ese hombre que había muerto así, y "al ver cómo había muerto", se comenzó a decir: "verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios" (cf. Mc 15,39).Ahí que daron destrozadas todas las ideas humanas sobre Dios.

Desde entonces, las demás funciones que los hombres asignan a Dios (Causa última, Clave de bóveda explicativa, Fundamento, meta del deseo humano...), pueden tener algo válido pero son
radicalmente secundarias. Si se las erige en primarias se corre el peligro de hacer un Dios a imagen del hombre, y una "religión a la carta".

De semejante religión valdrán siempre las palabras de Marx: "el hombre hace esa religión; esa religión no hace al hombre". En cambio, el Viernes Santo significa que el Dios del Calvario no cabe en proyecciones humanas. Por eso tendemos a olvidarlo.

Se podrá creer después que Jesús ha resucitado. Pero seguirá siendo verdad que -como reza un conocido axioma teológico- "el Resucitado es el Crucificado"; y no otro. Y seguirá siendo verdad lo que Pablo de Tarso escribió hace casi veinte siglos a todos los que pretendían -también entonces- hacerse un cristianismo a la carta: "ante vosotros sólo quiero saber una cosa: el Crucificado" (cf.1 Cor 2,2).

Viernes maldito.

Crucificado ¿por qué? ¿Por exigencias de algún orden metafísico expiatorio? Propiamente no. Jesús fue ajusticiado porque, en nombre de Dios, había puesto al hombre por encima de la iglesia judía, por encima del imperio romano, por encima de la seguridad que da la ley cumplida, y de la tranquilidad o el prestigio que da la riqueza poseída. Por vivir así, unos le condenaron, también en nombre de Dios ("por blasfemo"); y otros creyeron que era "El Ungido". Pero ungido CON DIOS, no con ungüentos humanos así sean los más sofisticados

Por eso, mirando veinte siglos de cristianismo a la luz del Crucificado, habría que decir que el gran pecado de las iglesias no han sido los excesos de dinero ni aun de poder (por graves que sean), sino el "tomar el Santo Nombre de Dios en vano", renegando del Dios que nos descoloca para pasarse al Dios a quien tenemos colocado. Se trata seguramente de una caída inevitable, dada la dinámica de la razón y del lenguaje humanos. Pero al menos conviene recordarla de vez en cuando, para tratar de reconvertirla. Es lo que intentaba hacer san Pablo cuando decía provocativamente a sus lectores: "maldito de Dios el que pende del Madero" (cf. Gal 3,13).

Al acabar la segunda guerra mundial, el teólogo japonés Kazo Kitamori escribió que "la Iglesia existe sólo para conservar el asombro de que Dios es el Crucificado que muere". Afirmar esto no es reducir la misión de las iglesias a un sector de la vida diminuto y pío. Al revés: cuando se mantiene vivo ese recuerdo, sacude y subvierte casi todas las dimensiones del existir humano: porque es como poner sobre la mesa lo que nosotros preferiríamos ocultar en algún cubo de basura.

Por eso decían los antiguos que "en medio de todos los vaivenes humanos sólo sigue en pie la Cruz" (stat Crux dum volvitur orbis). Esta frase tiene una lectura cínica: que a pesar de tanto progreso, el hombre sigue crucificando al hombre; y el progreso se reduce a crucificar al hombre ya no con clavos, sino con misiles. Pero tiene también una lectura creyente: que en medio de tanta crucifixión del hombre por el hombre, sólo hay un punto fijo al que mirar estremecidos: el Dios Crucificado. Ambas lecturas son válidas, aunque eso nos cueste entenderlo.

La cruz desarma, no arma.

Lo que nos ocurre es que los hombres del s. XX sabemos indignarnos, pero quizás ya no sabemos estremecernos. Y cuando sólo hay indignación sin estremecimiento, aquélla se convierte en excusa para tomar a los demás como chivos expiatorios, y descargar sobre ellos toda nuestra necesidad de justificación. Fue lo que hicieron los asesinos de Jesús: "la culpa es suya, que si baja de la cruz bien dispuestos estamos a creer en El" (cf. Mc 15,32). O: nuestra nación seguirá viviendo, y esta será la prueba de que Dios estaba con nosotros y contra Él (cf Jn 11,50 y Mc 15,31.32)... Ignoraban que precisamente porque era Dios no bajaba de la Cruz. Pero ¿cómo iban a entender eso si destroza todas las ideas preconcebidas que podamos hacernos sobre Dios? ¿Si pone en cuestión todas las ilusiones que aspiraríamos a saciar con El? ¿Si impide que Dios sea una simple proyección del hombre y éste se haga una religión "a la carta"?

No iría mal meditar todo eso sobrecogidos, una vez al año al menos. Luego ya volveremos a abusar de Cristo como hasta ahora: las iglesias para garantizar su poder, las derechas para fundamentar su seguridad farisea, las izquierdas para justificar su violencia justiciera, los sabios para declararlo loco, los bienpensantes para escandalizarse de Él. Y nosotros, más postmodernos y de aspiraciones más pequeñitas, para asegurar nuestro "puente de semana santa".

jueves, 20 de marzo de 2008

En la noche en que iban a entregarlo



Como judío que era también Jesús, quiso celebrar la pascua. Pero en Jesús la pascua judía se convertiría en la pascua de todos los hombres de todos los pueblos. Esta vez no sería sacrificado un cordero sin taras, sino el cordero de Dios, inocente y sin pecado, que sería sacrificado en la cruz para la remisión de todos los pecados.

Aquel día, la humanidad alcanzó su última victoria frente a la muerte. Con la muerte y resurrección de Jesús, la humanidad ha quedado a salvo de todos sus enemigos: del pecado, del demonio y estructuras del pecado y de la muerte consiguiente al primer pecado. Jesús, la noche antes de padecer, quiso anticipar el sacrificio en la institución de la eucaristía.

"Los amó hasta la muerte"
Lo que Jesús anticipaba ritualmente en la eucaristía, lo realizaría dolorosamente al día siguiente en la cruz, llevando así hasta las últimas consecuencias el incomprensible amor de Dios a los hombres. El Señor, que tantas veces había actuado, simbólicamente, en favor del pueblo elegido, librándolo de Egipto y de la cautividad de Babilonia, actúa ahora y de manera definitiva en su Hijo y por su Hijo. Jesús es la manifestación del amor de Dios a los hombres hasta el colmo de la muerte y más allá de la muerte. En la resurrección puede comprenderse lo que intuimos por la fe: que Dios nos ama incomparablemente, a lo grande, a lo Dios.

"¿Comprendéis lo que he hecho?"
El amor de Dios es amor que nos salva y nos libra de toda esclavitud, incluso de la de la muerte y del miedo a morir. Pero es también amor ejemplar, porque es la norma y el modelo para el establecimiento de cualquier forma de convivencia entre los hombres.

No nos salvará la política económica o la política social, no nos salvarán las organizaciones internacionales, ni las alianzas entre poderosos, no nos salvarán la técnica ni la Declaración de los Derechos Humanos. Todo eso fracasa, lo vemos, por falta de amor, de buena voluntad, de rectitud de intención. Todo eso resulta inútil por el egoísmo, el afán de riquezas, la voluntad de dominar, la insolidaridad. Sólo el amor puede salvar, si amamos como Jesús, si amamos al prójimo como a nosotros mismos.

"Os he dado ejemplo"
Jesús nos dio ejemplo: siendo Dios, no hizo alarde de su categoría divina, sino que se puso a servir y a lavar los pies de sus discípulos. En la eucaristía hacemos memoria del ejemplo de Jesús.

Por eso, la eucaristía es siempre un nuevo lanzamiento, la renovación del compromiso cristiano con Jesús, con los pobres, y con el evangelio, que es justicia. Según la Biblia, el cumplimiento de la voluntad divina es algo que, como el alimento, aumenta la vitalidad y felicidad de los fieles.

¿Tragamos a Cristo? ¿Es él quien da sentido a nuestra vida? Si no es así, ¿qué es lo que marca las pautas y metas de nuestro actuar? "Haced esto" no es simplemente "oir misa" sino asimilar (hacer nuestros) los valores, los ideales, los sentimientos y pensamientos del Señor.

El cotidiano e imprescindible pan equivale a la vida del hombre que de él se sustenta. Dar pan es dar vida. Dar tu pan es dar tu vida. La palabra de Dios es, sin embargo, tan necesaria como el pan, puesto que el hombre no puede vivir y ser feliz sólo con éste (Dt 8, 3). El vino, por su parte, expresa la alegría (Sal 104, 15) y la felicidad y, por tanto, la amistad y el amor de aquellos con quienes se bebe. El color rojo del vino tinto se asemeja a la sangre, símbolo de la vida, que sólo pertenece a Dios. La palabra de Dios, presente en Jesús, se convierte en alimento de vida. No es la antigua ley la que nos mueve, es el Espíritu de Jesús quien nos dinamiza.

¿Cómo damos nuestra vida a los demás? ¿Comunicamos alegría, esperanza, amistad, libertad... o somos vino avinagrado? Ante la presencia en la mesa del cordero pascual, asado a la brasa, alguien preguntaba: "¿Por qué hacemos esto hoy?". El presidente contestaba contando las acciones salvadoras de Dios en el éxodo.

¿Cuáles son las verdaderas razones de nuestra presencia en esta Eucaristía? ¿En qué hemos experimentado la salvación y el amor de Dios? Se partía el pan y se tomaba la comida recostados en señal de "no esclavitud". El pan era sin levadura vieja, era el "pan de la libertad". Los antiguos y esclavizantes motivos de vivir, la vieja levadura que dinamizaba la vida, quedaron en Egipto. El padre de familia, con la ayuda de un farol, buscaba todos los restos de pan fermentado que pudiese haber en casa, ya que debían desaparecer completamente. "Guardaos de la levadura de los fariseos y de Herodes", de sus motivos de funcionar (/Mc/08/15).

Echad fuera la vieja levadura para ser masa nueva (/1Co/05/07). En el N. Testamento aparece cuarenta veces el adjetivo "nuevo". Todas con sentido positivo.

¿Vivimos la fe como una normativa social (vieja levadura) o como una libre y agradable relación con Dios? ¿Hemos descubierto la novedad permanente de lo cristiano? ¿Preferimos la instalación al caminar ilusionado? ¿Añoramos un mundo nuevo? Jesús habla de sí mismo como cordero pascual sacrificado, con su carne separada de su sangre, partido como el pan y ensangrentado como el vino tinto. Viene a decir: voy a la muerte como verdadera víctima pascual y mi entrega tiene carácter expiatorio y sustitutivo como describe Isaías en el poema del siervo.

A las tres de la tarde, el aire de Jerusalén se pobló con los balidos de los corderos pascuales que eran sacrificados en el templo. Pero el auténtico cordero de Dios que rompía las limitaciones humanas moría fuera de la vieja ciudad, en el calvario.

Comulgar con Cristo supone comprometerse como él a aceptar el papel de siervos en favor de todos. El evangelio de Juan, narrándonos el lavatorio de los pies en lugar de la institución de la eucaristía, quiere darnos el sentido profundo de ésta: identificarnos con Jesús, siervo y solidario con los hombres, para ser factores de liberación. Para el cristiano, la construcción de un mundo solidario y justo está esencialmente ligada con la celebración de la eucaristía. Sin justicia no hay eucaristía.

Publicado en el nº 14 de EUCARISTÍA 1989

miércoles, 19 de marzo de 2008

Coger la vela e ir en la procesión




La "semana santa" ha llegado a nosotros cargada de historia y de tradiciones. Pero ha llegado más la historia y las tradiciones que lo santo. De ahí que, vaciadas de sentido y realismo, son una buena ocasión para vacaciones, para huir de la rutina y del trabajo, a la par que de la responsabilidad. En los alrededores de la "semana santa" abundan las reflexiones para todos los gustos: quién piensa que se pierde la tradición, que las cosas ya no son como antes; quién cree que estamos en un proceso de recuperación y que la cosa va a más. Depende del punto de vista.

Con todo, parece claro que son más los cofrades afiliados a las variopintas hermandades, que desfilan por las calles paseando las catorce estaciones del "via-crucis", que los hermanos enrolados en la gran fraternidad universal, dispuestos a sacar la luz y a impedir los vía crucis de tantos pueblos y de tantos hombres. A estas alturas y en estas latitudes no hay cristiano que no deteste y rechace la injusticia de aquel tiempo contra Jesús.

Pero a estas alturas y en estas latitudes no todos los cristianos están sensibilizados contra la injusticia que sigue oprimiendo a los pobres y condenando a inocentes. Bien está que recordemos en imágenes y divulguemos en procesiones la historia de la muerte de Jesús. Pero estaría muy mal que olvidásemos la pasión de los hermanos de Jesús. La memoria de la pasión y muerte de Cristo no puede ser para los cristianos una coartada histórica para apartar los ojos de la actualidad, ni menos pretexto piadoso para la irresponsabilidad pública. La memoria del Crucificado, el análisis pormenorizado en los pasos procesionales, debe actuar de revulsivo. Tiene que ser una memoria subversiva que nos empeñe en desmontar la injusticia del mundo y de los poderosos de turno. Que aunque no podamos evitar lo que sucedió en aquel tiempo, sí podemos evitar que siga sucediendo lo mismo y se repita la historia de sangre y de ignominia.

Lo santo de la semana santa es hacer que no se malogre la pasión de Jesús, que dio su vida para que todos la tengan. Y ese empeño, ese desafío que nos reta todos los años, esa otra procesión va por dentro. El que sea cofrade -¿No decimos que somos todos hermanos?- que coja su vela, que cargue con su responsabilidad, y que vaya a la procesión: el movimiento de liberación de todos los pueblos y de todos los hombres (hombre y mujer, ¡claro!).

Publicado en el nº 17 de EUCARISTÍA, 1982

martes, 18 de marzo de 2008

Nota de los miembros del Consejo de la Unidad Pastoral Santutxu-Begoñazpi de Bilbao


ANTE EL NOMBRAMIENTO DEL NUEVO OBISPO AUXILIAR DE LA DIÓCESIS DE BILBAO

El Consejo de Pastoral de la Unidad Pastoral Santutxu-Begoñazpi de Bilbao decidimos, por mayoría cualificada, manifestar el profundo malestar que ha causado entre nosotros el nombramiento de D. Mario Iceta Gavicagogeascoa como Obispo Auxiliar de Bilbao. No queremos entrar a juzgar las cualidades del nuevo Obispo porque no le conocemos; queremos expresar el desacuerdo con el procedimiento que se ha seguido para su designación.

Hace muchos años que en esta diócesis venimos mostrando el deseo de que sean tenidos en cuenta los Consejos Diocesanos a la hora del nombramiento de nuestros obispos. Por este motivo, el Consejo del Presbiterio y el de Pastoral han intervenido en el proceso de designación de anteriores obispos y como fruto de sus reflexiones propusieron unos criterios y unos nombres al Nuncio de su Santidad para ayudar a la Santa Sede en la elección de los Obispos más idóneos para esta comunidad.
En esta ocasión, sin embargo, los Consejos, que son instituciones eclesiales creadas para ayudar al obispo en el gobierno de la diócesis, no han sido consultados lo que nos parece una desconsideración que pone en riesgo la comunión eclesial y va a suponer una dificultad grave para la acogida del nuevo Obispo Auxiliar.

Hemos vuelto a perder una oportunidad de ejercer esa comunión eclesial en la que profundamente creemos y por la que estamos trabajando. Una comunión que es recíproca: de la Diócesis con su Obispo, y del Obispo con su Diócesis: Una comunión en permanente movimiento, comunión dinámica, que exige proceso, ir dando pasos, hacer camino compartido. Una comunión enraizada en los fundamentos de la vida cristiana: el amor, el reconocimiento del valor del otro, la cercanía, la capacidad de escucha, el trabajo en equipo, la entrega… Una comunión para la misión: al servicio de nuestra Iglesia y de este mundo desigual e injusto, por el que trabajamos para que camine hacia mayores cotas de fraternidad, igualdad y cooperación.

Deseamos que una situación como ésta, tan dolorosa y perjudicial para la vida de la comunidad cristiana, no vuelva a repetirse, por lo que solicitamos a la autoridad eclesial, a nuestro obispo y al Sr. Nuncio, que faciliten la participación en futuros procesos que deban realizarse para el relevo de la sede episcopal de nuestra diócesis.

Un saludo fraterno en Jesucristo, único Señor de la Iglesia.

Consejo de la Unidad Pastoral Santutxu-Begoñazpi
Reunido en Bilbao, a 17 de marzo de 2008

lunes, 17 de marzo de 2008

Chiara Lubich ha partido a la casa del Padre


El pasado viernes 14 de marzo falleció en su residencia de Roma Chiara Lubich, fundadora y presidenta del movimiento de los focolares.

Vayan estas breves líneas como acompañamiento cariñoso a todos los focolares y en especial a aquellos con los que compartimos el seguimiento de Jesús en esta Unidad Pastoral

A propósito del nombramiento del nuevo obispo auxiliar


5 miembros de la Comisión Permanente del Consejo de Presbiterio y 9 del Comité Ejecutivo del Consejo Pastoral Diocesano os queremos informar de lo acontecido tras el nombramiento del Obispo Auxiliar de Bilbao, D. Mario Iceta Gavicagogeascoa


Ejerciendo la responsabilidad para la que hemos sido elegidos por vuestros representantes, tras haber comunicado al Obispo nuestro parecer en las sesiones de los respectivos Consejos en febrero y haberle informado de esta iniciativa, queremos transmitir una información directa, a fin de contribuir a una mayor transparencia y al crecimiento de la conciencia de pertenencia a la Iglesia.

En nuestra Diócesis existe una larga tradición de corresponsabilidad, que se ha ido concretando a lo largo de los años a través de distintas mediaciones: la creación e impulso de consejos pastorales en todos los niveles de la estructura eclesial (parroquias, UP, Diócesis, instituciones…); el papel, responsabilidad y protagonismo del laicado en la vida y misión de la Iglesia; la participación en la elaboración de los planes pastorales de la Diócesis…

En ocasiones anteriores, y a propósito de los nombramientos de los Obispos, se ha manifestado en la Diócesis un deseo de participación mayor en el discernimiento del perfil y de los nombres de las personas adecuadas para ejercer dicha responsabilidad y servicio, y se han puesto en marcha diversas acciones para ejercer esa participación.

En el reciente nombramiento del Obispo Auxiliar de Bilbao, D. Mario Iceta Gavicagogeascoa, a pesar de haberse producido en el marco del Código de Derecho canónico, no han sido utilizados otros cauces que promovieran la participación de las instancias diocesanas de corresponsabilidad y que también hubieran sido posibles en dicho marco.

Esta forma de proceder ha generado un profundo malestar y tristeza en buena parte de nuestra Iglesia, y en los consejeros y consejeras de las instancias en las que participamos (Consejo de Presbiterio y Consejo de Pastoral Diocesano). Los Consejos no han sido oídos, ni tan siquiera informados.

El nombramiento del Obispo es una cuestión muy importante para la Diócesis, que atañe a la actividad pastoral, a la organización diocesana y a nuestra configuración como Iglesia local. Por eso, creemos que es una cuestión de tal orden que, tal y como prevén los propios estatutos de ambos consejos, dichas instancias podrían y deberían haber acompañado a nuestro Obispo en el discernimiento de dicho proceso de nombramiento.

En los consejos celebrados los días 11 y 23 de febrero, se trasladó este desacuerdo, malestar y tristeza de forma mayoritaria a nuestro Obispo, D. Ricardo Blázquez. Este hecho, además, ha provocado la dimisión de algunos miembros de la Permanente y del Comité Ejecutivo de ambos consejos.

Hemos vuelto a perder una oportunidad de ejercer esa comunión eclesial en la que profundamente creemos y por la que estamos trabajando. Una comunión que es recíproca: de la Diócesis con su Obispo, y del Obispo con su Diócesis: Una comunión en permanente movimiento, comunión dinámica, que exige proceso, ir dando pasos, hacer camino compartido. Una comunión enraizada en los fundamentos de la vida cristiana: el amor, el reconocimiento del valor del otro, la cercanía, la capacidad de escucha, el trabajo en equipo, la entrega… Una comunión para la misión: al servicio de nuestra Iglesia y de este mundo desigual e injusto, por el que trabajamos para que camine hacia mayores cotas de fraternidad, igualdad y cooperación.

Nuestro malestar no afecta a la persona concreta nombrada, sino al procedimiento que ha obviado la participación de los órganos de corresponsabilidad de los que se ha dotado nuestra Iglesia diocesana para aconsejar al Obispo en el gobierno de nuestra Diócesis.

Esperamos que en sucesivas ocasiones las autoridades pertinentes faciliten fórmulas de mayor participación en los procesos de designación de nuestros próximos obispos, y seguiremos trabajando, como lo venimos haciendo hasta ahora, para ejercer una verdadera comunión eclesial y corresponsabilidad en los distintos ámbitos de nuestra vida diocesana.


Bilbao, 12 de de marzo de 2008


NOTA
La Comisión Permanente del Consejo de Presbiterio está conformada por el Obispo, y 5 miembros del consejo elegidos por la Asamblea plenaria.
El Comité Ejecutivo del Consejo Pastoral Diocesano está conformada por el Obispo, la Vicepresidenta, el Secretario y 8 miembros del consejo, elegidos por la Asamblea Plenaria: 2 sacerdotes, 2 religiosos/as y 4 laicos/as.

sábado, 15 de marzo de 2008

TRIDUO PASCUAL 2008 en la Unidad Pastoral


Jueves Santo/Jaunaren afariko eguna
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Covadonga
20h. Celebración de la Cena del Señor
22h. Hora Santa

Iturribide
19h. Celebración de la Cena del Señor

Begoñazpi
20h. Celebración de la Cena del Señor

María Reina
19,30h. Celebración de la muerte del Señor
23h. Hora Santa


Viernes Santo/Jaunaren nekaldiko eguna

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Covadonga
12h. Via crucis
20h. Celebración de la muerte del Señor

Iturribide
12h. Via crucis
17h. Celebración de la muerte del Señor

Begoñazpi
12h. Via Crucis
20h. Celebración de la muerte del Señor

María Reina
13h. Via Crucis
19h. Celebración de la muerte del Señor


Sábado Santo/Pazko gaubela
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Covadonga
21h. Vigilia Pascual

Iturribide
20h. Vigilia Pascual

Begoñazpi
21h. Vigilia Pascual

María Reina
20h. Vigilia Pascual

jueves, 6 de marzo de 2008

Gesto Diocesano 2008: “Recuerda que fuiste emigrante”


Mañana viernes a las siete y media de la tarde se celebrará el Gesto Diocesano 2008, que en esta ocasión tiene como tema central la emigración bajo el lema “atzerria aberri-aberria atzerri. Recuerda que fuiste emigrante”. El acto, dentro del III PDE, consistirá en una marcha con cuatro paradas que abordarán las distintas causas, luchas y esperanzas de los emigrantes.

El recorrido del gesto se realizará desde Parque Etxebarria hasta la Basílica de Begoña. Será un camino que evoque una doble realidad, la de la persona emigrante para llegar hasta aquí con sus ilusiones y dificultades, y la de la comunidad cristiana plural por el origen de sus miembros, iguales en dignidad y en derechos. Se tratará de ver la inmigración como fenómeno que aporta enriquecimiento cultural y creyente a la comunidad diocesana.

La primera parada se realizará junto a la chimenea del Parque de Etxebarria y bajo el nombre “mil formas de muerte”, se tratarán las causas, las distintas formas de muerte que empujan a la emigración. La segunda será en la zona de recreo, junto a Mallona, y se llamará “caminantes solidarios”. Mostrará la importancia del caminar de manera conjunta subrayando el reconocimiento y enriquecimiento mutuos. La entrada de la basílica será el escenario de la tercera parada que bajo el título “esperanza probada”, centrará la atención en la lucha y esperanza que tienen por vivir en su nueva tierra. El Gesto Diocesano terminará en el interior de la Basílica de Begoña con la “acogida” y todo lo que ésta representa.

En cada parada, de aproximadamente diez minutos, se incluirá un texto bíblico acompañado por un testimonio y un elemento musical. El acto final, en la basílica será más largo y recogerá distintas tradiciones en forma de canto y baile y un acto oracional.

En años anteriores el Gesto Diocesano se ha fijado en la pobreza y en la exclusión social o en la necesidad de paz y reconciliación. Este año fija la mirada en la rica pluralidad de la comunidad cristiana que se deriva del fenómeno de la inmigración. Para representarlo, el cartel de este año, diseñado por Endika Ollo, muestra unas manos entrelazadas formando una cruz y representando a distintas razas.