ANUNCIO 1

“Zuen aurretik joango da Galileara; han ikusiko duzue" "Él va delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis"

martes, 29 de enero de 2008

Gesto Diocesano 2008



El III Plan Diocesano de Evangelización contempla la realización anual de un GESTO DIOCESANO que aborde una preocupación o un reto social. Así, estos años se ha realizado una acción de apoyo a la campaña mundial contra la pobreza (Adviento-Navidad de hace dos años) y un encuentro por la paz (el 3 de febrero del año pasado ante la catedral).

En esta ocasión, el gesto consistirá en una marcha desde el parque de Etxebarria a la basílica de Begoña, que quiere recoger la temática de la inmigración como llamada al diálogo y al enriquecimiento de nuestra vida social y eclesial. Así se abordarán las diversas formas de muerte y de negación, pero también y sobre todo, las esperanzas, el esfuerzo por superar las dificultades, la acogida y el caminar conjunto. El lema se basa en un texto de los primeros siglos de la Iglesia, que, entre las características que definen a los cristianos, afirma que “toda tierra extraña les es patria y toda patria les es extraña”. Es decir, relativizan toda patria y al mismo tiempo en todo lugar se sienten en casa.

La iniciativa estará presidida por el obispo. A ella se nos convoca a todos los que formamos la Iglesia Diocesana. Tendrá lugar el viernes 7 de marzo, comenzando a las 7,30 en el parque de Etxebarria.

domingo, 27 de enero de 2008

Materiales Cuaresma 2008



Subsidios litúrgicos de la Delegación Diocesana de Liturgia para la Cuaresma
Materiales para los encuentros oracionales de cuaresma en las Unidades Pastorales

miércoles, 16 de enero de 2008

Una palabra de aliento

‘UNA PALABRA DE ALIENTO’

Comunicado de José Antonio Pagola sobre los escritos contra su libro “Jesús. Aproximación histórica”

JOSÉ ANTONIO PAGOLA

SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 07/01/08.- En los primeros días de este nuevo año de 2008, han aparecido publicados en la página web de la diócesis de Tarazona diversos escritos contra mi libro «Jesús. Aproximación histórica» y contra mi persona. Son cinco firmas diferentes, pero repiten al unísono la misma condena utilizando incluso las mismas frases y expresiones.

Como es natural, son muchos los que me preguntan cómo estoy, cómo lo estoy viviendo y qué esta sucediendo. A todos los que, en estos momentos, se interesan por mí y sufren conmigo les quiero decir una palabra de aliento.


1. Lo primero que quiero expresaros es que, en el fondo, todo esto me está haciendo bien. Me purifica, me obliga a agarrarme a Jesús y me está llevando a identificarme un poco más con él. Si acierto a vivirlo desde Jesús, esto puede ser una gracia grande para mí, la gran oportunidad de entregarme totalmente a él y seguirle fielmente hasta donde sea necesario.

2. Estoy tratando de vivir todo este proceso desde dentro. Pocas veces había orado con tanta verdad ciertos salmos. Pocas veces había celebrado la eucaristía tan identificado con ese Jesús «entregado» por los demás. Estoy repitiendo mucho el salmo 86: en estos momentos me parece escrito especialmente para mí. Durante el día, repito esas invocaciones breves que aparecen en los evangelios y que me ayudan a vivir unido a Jesús. «Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero». «Te seguiré adonde vayas». «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu». «Padre, si es posible, pase de mí este cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú»… En fin, hago lo que puedo. En Jesús encuentro fuerza y paz. ¿Qué importa que me consideren hereje y arriano? Sólo Dios, ese Dios encarnado en Jesús, conoce lo que hay en mi corazón.

3. Algo que estoy trabajando mucho dentro de mí estos días son los sentimientos hacia quienes me condenan. Estoy escuchando desde dentro las palabras de Jesús a sus seguidores: «No juzguéis a nadie… No condenéis a nadie. Perdonad». Conozco bien los sentimientos de Jesús. Por eso rezo por los que me rechazan. Lo hago con nombres y apellidos. Pienso de verdad que, en el fondo, no saben lo que están haciendo. No quiero dejar entrar en mi corazón reacciones, sospechas, prejuicios o sentimientos que nunca saldrían del corazón de Jesús. Le pido a él que me ayude a poner un poco de luz, de cordura humana y de sensatez evangélica en este tipo de conflictos que, en buena parte, brotan a causa de la profunda crisis que estamos sufriendo todos, sin saber exactamente cómo caminar hacia un futuro más fiel al Evangelio.

4. Quiero vivir todo esto desde una actitud de conversión a Dios. Con ser muy importante, creo que nuestro problema principal no es la precisión teológica en la formulación de la doctrina de la Iglesia. Lo primero es despertar y potenciar nuestra conversión a Dios, siguiendo de cerca los pasos, las actitudes y el espíritu de ese querido Jesús en el que se ha encarnado y revelado. Creo que, alimentando entre nosotros la mutua descalificación y condena, no estamos caminando hacia la conversión que necesitamos en la Iglesia.

5. Naturalmente, estoy sufriendo. Es normal. Sufro, sobre todo, al ver sufrir a las hermanas con las que vivo, a mis seres queridos, a mis amigas y amigos. A veces, no sé que decirles, ni cómo explicarles lo que está sucediendo. A algunos los veo desconcertados y apenados. Se me parte el alma. Pienso también en lo que pueden sufrir pronto el obispo de Tarazona y quienes me condenan, al menos si leen y escuchan lo que se está diciendo contra ellos. ¿Es necesario este tipo de sufrimiento? ¿Es el sufrimiento exigido por nuestra conversión a Jesús? No lo sé. Yo lo quiero vivir tratando de humanizarlo y orientarlo hacia la búsqueda de una Iglesia más fiel al evangelio.

6. Sufro al vivir en estos momentos una experiencia extraña que nunca antes había conocido. Siento que algunos sectores de la Iglesia quieren acallar mi voz y apagarla. Según ellos, hace daño a la Iglesia. Quiero escucharlos sinceramente para ver si me ayudan a ajustar mejor mi mensaje al espíritu del evangelio de Jesús. Por ahora, todo esto no me desalienta sino que me estimula. Jesús me está llevando a amar cada vez más a la Iglesia. Por eso, no me contento con una Iglesia cualquiera. La quiero ver cada día más fiel a Jesús, más llena de su Espíritu. Por eso, seguiré empeñado en esta tarea, escuchando a quienes me ayuden a vivir de manera más evangélica y aportando, por mi parte, mi pequeño «grano de mostaza». Por fin, Jesús me está dando fuerzas para amar más a la Iglesia que a mi propia tranquilidad, mi imagen o mi prestigio personal.

7. Mientras tanto, estos días voy preparando mi espíritu para responder a tanto ataque y condena. Quiero encontrar el tono evangélico adecuado y palabras buenas, claras, constructivas y esperanzadoras. Lo importante para mí no es defender mi libro. Es fruto muy querido de muchos años de reflexión y meditación, pero no deja de ser una aportación modesta dentro de la ingente tarea de conversión que le espera a la Iglesia en los próximos años, si quiere sobrevivir entre nosotros. Lo que busco es que no seamos los teólogos ni los obispos los que cerremos a la gente sencilla las puertas para encontrarse con Jesucristo, el único que puede salvar a nuestra Iglesia. Me esforzaré por mostrar mi verdad humana, cristiana y teológica con mi vida, más que con mis escritos. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

José Antonio Pagola

Fiesta de la Epifanía del Señor




Desde Elkarrekin animamos a enviarle mensajes de apoyo y de solidaridad. Su dirección es buenasnoticias@terra.es

miércoles, 2 de enero de 2008

Haz nuevo tu año

Port Lligart

Frei Betto

En este año nuevo hazte nuevo, reduce tu ansiedad, cultiva flores en la esquina de tu alma, riega de ternura tus sentimientos más profundos, imprime a tus pasos el ritmo de las tortugas y la levedad de las garzas.

No te mires en los otros; la envidia es un cáncer que mina la autoestima, fomenta la agitación y abre, en medio del corazón, el agujero en el que se precipita el mismo envidioso.

Mírate en ti mismo, asume tus talentos, cree en tu creatividad, abraza con amor tu singularidad. Evita, sin embargo, una mirada narcisista. Sé solidario; al extender hacia los demás tus manos estarás oxigenando tu propia vida. No te conviertas en rehén de tu egoísmo.

Cuídate de la lengua. No profieras difamaciones ni injurias: El odio destruye a quien odia, no al odiado. Cambia la maledicencia por la benevolencia. Comprométete a expresar al menos cinco elogios por día; tu salud espiritual lo agradecerá.

No desperdicies tu existencia hipnotizado por la televisión o navegando alocadamente por internet, náufrago en el remolino de imágenes e informaciones que no consigues transformar en síntesis racional. No dejes que la espectacularidad de los medios anule tu capacidad de soñar y te transforme en consumista compulsivo. La publicidad sugiere felicidad y sin embargo no ofrece más que placeres momentáneos.

Centra tu vida en bienes infinitos, nunca en los finitos. Lee mucho, reflexiona, atrévete a buscar el silencio en este mundo ruidoso. Allí te encontrarás a ti mismo y, con seguridad, a Otro que vive en ti y que casi nunca es escuchado.

Cuida tu salud, pero sin la obsesión de los anoréxicos ni la compulsión de quienes devoran alimentos con los ojos. Camina, practica ejercicios aeróbicos, sin descuidar acariciar tus arrugas, y no temas a las señales del tiempo en tu cuerpo. Frecuenta también una escuela de ejercitar el espíritu. Y ponle cremas revitalizadoras de la generosidad y de la compasión.

No le des importancia a lo fugaz, ni confundas lo urgente con lo prioritario. No te dejes arrastrar por las modas. Haz como Sócrates: observa cuántas cosas se ofrecen en los mercados que tú no necesitas para ser feliz. Jamás dejes pasar un día sin un momento de oración. Si no tienes fe, sumérgete en tu vida interior, aunque sólo sea durante cinco minutos.

No te dejes desilusionar por el mundo que te rodea. Así lo hicieron personas semejantes a nosotros. Has de saber que estás llamado a transformarlo. Si te causa fastidio la política, recibirás la gratitud de los políticos que la corrompen. Si eres indiferente, te lo agradecerán los que se apegan a ella. Si reaccionas y actúas, te podrán temer, pero la democracia se hará más participativa.

En el 2008 celebraremos el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Practícala en tu casa, con tus hijos y tu compañero(a). No trates a tu empleada como a una semiesclava. Remunérala con un salario digno y permítele que pueda mejorar la calidad de su vida.

Arranca de tu mente todos los prejuicios y de tus actitudes todas las discriminaciones. Sé tolerante, ponte en el lugar del otro. Todo ser humano es el centro del universo y es morada viva de Dios. Antes pregúntate a ti mismo por qué provocas en alguien antipatía, rechazo o disgusto. Revístete de alegría y serenidad. La vida es breve y de antemano sabemos que vamos a morir.

Haz algo para preservar el medio ambiente, para sanear el aire y el agua, para reducir el calentamiento global. No uses material no biodegradable. Trata la naturaleza como lo que ella es de hecho: tu madre. De ella viniste y a ella volverás; vives del beso que te da continuamente en la boca: ella te nutre de oxígeno y de alimentos.

Reserva un espacio en tu jornada para conectarte con el Trascendente. Deja que Dios acampe en tu subjetividad. Aprende a cerrar los ojos para ver mejor.

¡Feliz 2008!

martes, 1 de enero de 2008

URTE BERRI ON!


Decir tu nombre, María,
es decir que la Pobreza
compra los ojos de Dios.
Decir tu nombre, María,
es decir que la Promesa
sabe a leche de mujer.
Decir tu nombre, María,
es decir que nuestra carne
viste el silencio del Verbo.
Decir tu nombre, María,
es decir que el Reino viene
caminando con la Historia.
Decir tu nombre, María,
es decir junto a la Cruz
y en las llamas del Espíritu.
Decir tu nombre, María,
es decir que todo nombre
puede estar lleno de Gracia.
Decir tu nombre, María,
es decir que toda suerte
puede ser también Su Pascua.
Decir tu nombre, María,
es decirte toda Suya,
Causa de Nuestra Alegría.

Pedro María Casaldáliga